sábado, 31 de marzo de 2007

Eric Hobsbawm

Eric Hobsbawm pronunció el siguiente discurso en el cierre del coloquio de la Academia Británica sobre historiografía marxista el 13 de noviembre de 2004.
El desafío de la razón: Manifiesto para la renovación de la historia

"Hasta ahora, los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo; se trata de cambiarlo." Los dos enunciados de la célebre "Tesis Feuerbach" de Karl Marx inspiraron a los historiadores marxistas. La mayoría de los intelectuales que adhirieron al marxismo a partir de la década de 1880 -entre ellos los historiadores marxistas- lo hicieron porque querían cambiar el mundo, junto con los movimientos obreros y socialistas; movimientos que se convertirían, en gran parte bajo la influencia del marxismo, en fuerzas políticas de masas. Esa cooperación orientó naturalmente a los historiadores que querían cambiar el mundo hacia ciertos campos de estudio -fundamentalmente, la historia del pueblo o de la población obrera- los que, si bien atraían naturalmente a las personas de izquierda, no tenían originalmente ninguna relación particular con una interpretación marxista. A la inversa, cuando a partir de la década de 1890 esos intelectuales dejaron de ser revolucionarios sociales, a menudo también dejaron de ser marxistas.

La revolución soviética de octubre de 1917, reavivó ese compromiso. Recordemos que los principales partidos socialdemócratas de Europa continental abandonaron por completo el marxismo sólo en la década de 1950, y a veces más tarde. Aquella revolución engendró además lo que podríamos llamar una historiografía marxista obligatoria en la URSS y en los Estados que adoptaron luego regímenes comunistas. La motivación militante se vio reforzada durante el período del antifascismo.

A partir de la década de 1950 se debilitó en los países desarrollados -pero no en el Tercer Mundo- aunque el considerable desarrollo de la enseñanza universitaria y la agitación estudiantil generaron en la década de 1960 dentro de la universidad un nuevo e importante contingente de personas decididas a cambiar el mundo. Sin embargo, a pesar de desear un cambio radical, muchas de ellas ya no eran abiertamente marxistas, y algunas ya no lo eran en absoluto.

Ese rebrote culminó en la década de 1970, poco antes de que se iniciara una reacción masiva contra el marxismo, una vez más por razones esencialmente políticas. Esa reacción tuvo como principal efecto -salvo para los liberales que aún creen en ello- la aniquilación de la idea según la cual es posible predecir, apoyándose en el análisis histórico, el éxito de una forma particular de organizar la sociedad humana. La historia se había disociado de la teleología.

Teniendo en cuenta las inciertas perspectivas que se presentan a los movimientos socialdemócratas y socialrevolucionarios, no es probable que asistamos a una nueva ola de adhesión al marxismo políticamente motivada. Pero evitemos caer en un occidentalo-centrismo excesivo. A juzgar por la demanda de que son objeto mis propios libros de historia, compruebo que se desarrolla en Corea del Sur y en Taiwán desde la década de 1980, en Turquía desde la década de 1990, y hay señales de que avanza actualmente en el mundo de habla árabe.

El vuelco social

¿Qué ocurrió con la dimensión "interpretación del mundo" del marxismo? La historia es un poco diferente, aunque paralela. Concierne al crecimiento de lo que se puede llamar la reacción anti-Ranke, de la cual el marxismo constituyó un elemento importante, aunque no siempre se lo reconoció acabadamente. Se trató de un movimiento doble.

Por una parte, ese movimiento cuestionaba la idea positivista según la cual la estructura objetiva de la realidad era por así decirlo evidente: bastaba con aplicar la metodología de la ciencia, explicar por qué las cosas habían ocurrido de tal o cual manera, y descubrir wie es eigentlich gewesen [cómo sucedió en realidad]. Para todos los historiadores, la historiografía se mantuvo y se mantiene enraizada en una realidad objetiva, es decir, la realidad de lo que ocurrió en el pasado; sin embargo, no parte de hechos sino de problemas, y exige que se investigue para comprender cómo y por qué esos problemas -paradigmas y conceptos- son formulados de la manera en que lo son en tradiciones históricas y en medios socio-culturales diferentes. Por otra, ese movimiento intentaba acercar las ciencias sociales a la historia, y en consecuencia, englobarla en una disciplina general, capaz de explicar las transformaciones de la sociedad humana. Según la expresión de Lawrence Stone el objeto de la historia debería ser "plantear las grandes preguntas del por qué". Ese "vuelco social" no vino de la historiografía sino de las ciencias sociales -algunas de ellas incipientes en tanto tales- que por entonces se afirmaban como disciplinas evolucionistas, es decir históricas.

En la medida en que puede considerarse a Marx como el padre de la sociología del conocimiento, el marxismo, a pesar de haber sido denunciado erróneamente en nombre de un presunto objetivismo ciego, contribuyó al primer aspecto de ese movimiento. Además, el impacto más conocido de las ideas marxistas -la importancia otorgada a los factores económicos y sociales- no era específicamente marxista, aunque el análisis marxista pesó en esa orientación. Esta se inscribía en un movimiento historiográfico general, visible a partir de la década de 1890, y que culminó en las décadas de 1950 y 1960, en beneficio de la generación de historiadores a la que pertenezco, que tuvo la posibilidad de transformar la disciplina.

Esa corriente socio-económica superaba al marxismo. La creación de revistas y de instituciones de historia económico-social fue a veces obra -como en Alemania- de socialdemócratas marxistas, como ocurrió con la revista Vierteljahrschrift en 1893. No ocurrió así en Gran Bretaña, ni en Francia, ni en Estados Unidos. E incluso en Alemania, la escuela de economía marcadamente histórica no tenía nada de marxismo. Solamente en el Tercer Mundo del siglo XIX (Rusia y los Balcanes) y en el del siglo XX, la historia económica adoptó una orientación sobre todo socialrevolucionaria, como toda "ciencia social". En consecuencia, se vio muy atraída por Marx. En todos los casos, el interés histórico de los historiadores marxistas no se centró tanto en la "base" (la infraestructura económica) como en las relaciones entre la base y la superestructura. Los historiadores explícitamente marxistas siempre fueron relativamente poco numerosos.

Marx ejerció influencia en la historia principalmente a través de los historiadores y los investigadores en ciencias sociales que retomaron los interrogantes que él se planteaba, hayan aportado o no otras respuestas. A su vez, la historiografía marxista avanzó mucho en relación a lo que era en la época de Karl Kautsky y de Georgi Plekhanov, en buena medida gracias a su fertilización por otras disciplinas (fundamentalmente la antropología social) y por pensadores influidos por Marx y que completaban su pensamiento, como Max Weber.

Si subrayo el carácter general de esa corriente historiográfica, no es por voluntad de subestimar las divergencias que contiene, o que existían en el seno de sus componentes. Los modernizadores de la historia se plantearon las mismas cuestiones y se consideraron comprometidos en los mismos combates intelectuales, ya sea que se inspiraran en la geografía humana, en la sociología durkheimiana y en las estadísticas, como en Francia (a la vez, la escuela de los Anales y Labrousse), o en la sociología weberiana, como la Historische Sozialwissenschaft en Alemania federal, o aun en el marxismo de los historiadores del Partido Comunista, que fueron los vectores de la modernización de la historia en Gran Bretaña, o que al menos fundaron su principal revista.

Unos y otros se consideraban aliados contra el conservadurismo en historia, aun cuando sus posiciones políticas o ideológicas eran antagónicas, como Michael Postan y sus alumnos marxistas británicos. Esa coalición progresista halló una expresión ejemplar en la revista Past & Present, fundada en 1952, muy respetada en el ambiente de los historiadores. El éxito de esa publicación se debió a que los jóvenes marxistas que la fundaron se opusieron deliberadamente a la exclusividad ideológica, y que los jóvenes modernizadores provenientes de otros horizontes ideológicos estaban dispuestos a unirse a ellos, pues sabían que las diferencias ideológicas y políticas no eran un obstáculo para trabajar juntos. Ese frente progresista avanzó de manera espectacular entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la década de 1970, en lo que Lawrence Stone llama "el amplio conjunto de transformaciones en la naturaleza del discurso histórico". Eso hasta la crisis de 1985, cuando se produjo la transición de los estudios cuantitativos a los estudios cualitativos, de la macro a la microhistoria, de los análisis estructurales a los relatos, de lo social a los temas culturales. Desde entonces, la coalición modernizadora está a la defensiva, al igual que sus componentes no marxistas, como la historia económica y social.

En la década de 1970, la corriente dominante en historia había sufrido una transformación tan grande, en particular bajo la influencia de las "grandes cuestiones" planteadas a la manera de Marx, que escribí estas líneas: "A menudo es imposible decir si un libro fue escrito por un marxista o por un no marxista, a menos que el autor anuncie su posición ideológica. Espero con impaciencia el día en que nadie se pregunte si los autores son marxistas o no". Pero como también lo señalaba, estábamos lejos de semejante utopía. Desde entonces, al contrario, fue necesario subrayar con mayor energía lo que el marxismo puede aportar a la historiografía. Cosa que no ocurría desde hace mucho tiempo. A la vez, porque es preciso defender a la historia contra quienes niegan su capacidad para ayudarnos a comprender el mundo, y porque nuevos desarrollos científicos transformaron completamente el calendario historiográfico.

En el plano metodológico, el fenómeno negativo más importante fue la edificación de una serie de barreras entre lo que ocurrió o lo que ocurre en historia, y nuestra capacidad para observar esos hechos y entenderlos. Esos bloqueos obedecen a la negativa a admitir que existe una realidad objetiva, y no construida por el observador con fines diversos y cambiantes, o al hecho de sostener que somos incapaces de superar los límites del lenguaje, es decir, de los conceptos, que son el único medio que tenemos para poder hablar del mundo, incluyendo el pasado.

Esa visión elimina la cuestión de saber si existen en el pasado esquemas y regularidades a partir de los cuales el historiador puede formular propuestas significativas. Sin embargo, hay también razones menos teóricas que llevan a esa negativa: se argumenta que el curso del pasado es demasiado contingente, es decir, que hay que excluir las generalizaciones, pues prácticamente todo podría ocurrir o hubiera podido ocurrir. De manera implícita, esos argumentos apuntan a todas las ciencias. Pasemos por alto intentos más fútiles de volver a viejas concepciones: atribuir el curso de la historia a altos responsables políticos o militares, o a la omnipotencia de las ideas o de los "valores"; reducir la erudición histórica a la búsqueda -importante pero insuficiente en sí- de una empatía con el pasado.

El gran peligro político inmediato que amenaza a la historiografía actual es el "antiuniversalismo": "mi verdad es tan válida como la tuya, independientemente de los hechos". Ese antiuniversalismo seduce naturalmente a la historia de los grupos identitarios en sus diferentes formas, para la cual, el objeto esencial de la historia no es lo que ocurrió, sino en qué afecta eso que ocurrió a los miembros de un grupo particular. De manera general, lo que cuenta para ese tipo de historia no es la explicación racional sino la "significación"; no lo que ocurrió, sino cómo experimentan lo ocurrido los miembros de una colectividad que se define por oposición a las demás, en términos de religión, de etnia, de nación, de sexo, de modo de vida, o de otras características.

El relativismo ejerce atracción sobre la historia de los grupos identitarios. Por diferentes razones, la invención masiva de contraverdades históricas y de mitos, otras tantas tergiversaciones dictadas por la emoción, alcanzó una verdadera época de oro en los últimos treinta años. Algunos de esos mitos representan un peligro público -en países como India durante el gobierno hinduista, en Estados Unidos y en la Italia de Silvio Berlusconi, por no mencionar muchos otros nuevos nacionalismos, se acompañen o no de un acceso de integrismo religioso-.
De todos modos, si por un lado ese fenómeno dio lugar a mucho palabrerío y tonterías en los márgenes más lejanos de la historia de grupos particulares -nacionalistas, feministas, gays, negros y otros-; por otro, generó desarrollos históricos inéditos y sumamente interesantes en el campo de los estudios culturales, como el "boom de la memoria en los estudios históricos contemporáneos", como lo llama Jay Winter. Los Lugares de memoria obra coordinada por Pierre Nora, es un buen ejemplo.

Reconstruir el frente de la razón
Ante todos esos desvíos, es tiempo de restablecer la coalición de quienes desean ver en la historia una investigación racional sobre el curso de las transformaciones humanas, contra aquellos que la deforman sistemáticamente con fines políticos, y a la vez, de manera más general, contra los relativistas y los posmodernistas que se niegan a admitir que la historia ofrezca esa posibilidad. Dado que entre esos relativistas y posmodernos hay quienes se consideran de izquierda, podrían producirse inesperadas divergencias políticas capaces de dividir a los historiadores. Por lo tanto, el punto de vista marxista resulta un elemento necesario para la reconstrucción del frente de la razón, como lo fue en las décadas de 1950 y 1960. De hecho, la contribución marxista probablemente sea aun más pertinente ahora, dado que los otros componentes de la coalición de entonces renunciaron, como la escuela de los Anales de Fernand Braudel, y la "antropología social estructural-funcional", cuya influencia entre los historiadores fuera tan importante. Esta disciplina se vio particularmente perturbada por la avalancha hacia la subjetividad posmoderna.

Entre tanto, mientras que los posmodernistas negaban la posibilidad de una comprensión histórica, los avances en las ciencias naturales devolvían a la historia evolucionista de la humanidad toda su actualidad, sin que los historiadores se dieran cabalmente cuenta. Y esto de dos maneras. En primer lugar, el análisis del ADN estableció una cronología más sólida del desarrollo desde la aparición del homo sapiens en tanto especie. En particular, la cronología de la expansión de esa especie originaria de África hacia el resto del mundo, y de los desarrollos posteriores, antes de la aparición de fuentes escritas. Al mismo tiempo, eso puso de manifiesto la sorprendente brevedad de la historia humana -según criterios geológicos y paleontológicos- y eliminó la solución reduccionista de la sociobiología darwiniana.

Las transformaciones de la vida humana, colectiva e individual, durante los últimos diez mil años, y particularmente durante las diez últimas generaciones, son demasiado considerables para ser explicadas por un mecanismo de evolución enteramente darwiniano, por los genes. Esas transformaciones corresponden a una aceleración en la transmisión de las características adquiridas, por mecanismos culturales y no genéticos; podría decirse que se trata de la revancha de Lamarck contra Darwin, a través de la historia humana. Y no sirve de mucho disfrazar el fenómeno bajo metáforas biológicas, hablando de "memes" en lugar de "genes". El patrimonio cultural y el biológico no funcionan de la misma manera.

En síntesis, la revolución del ADN requiere un método particular, histórico, de estudio de la evolución de la especie humana. Además -dicho sea de paso- brinda un marco racional para la elaboración de una historia del mundo. Una historia que considere al planeta en toda su complejidad como unidad de los estudios históricos, y no un entorno particular o una región determinada. En otras palabras: la historia es la continuación de la evolución biológica del homo sapiens por otros medios.

En segundo lugar, la nueva biología evolucionista elimina la estricta diferenciación entre historia y ciencias naturales, ya eliminada en gran medida por la "historización" sistemática de estas ciencias en las últimas décadas. Luigi Luca Cavalli-Sforza, uno de los pioneros pluridisciplinarios de la revolución ADN, habla del "placer intelectual de hallar tantas similitudes entre campos de estudio tan diferentes, algunos de los cuales pertenecen tradicionalmente a los polos opuestos de la cultura: la ciencia y las humanidades". En síntesis, esa nueva biología nos libera del falso debate sobre el problema de saber si la historia es una ciencia o no.

En tercer lugar, nos remite inevitablemente a la visión de base de la evolución humana adoptada por los arqueólogos y los prehistoriadores, que consiste en estudiar los modos de interacción entre nuestra especie y su medio ambiente, y el creciente control que ella ejerce sobre el mismo. Lo cual equivale esencialmente a plantear las preguntas que ya planteaba Karl Marx. Los "modos de producción" (sea cual fuere el nombre que se les dé) basados en grandes innovaciones de la tecnología productiva, de las comunicaciones y de la organización social -y también del poder militar- son el núcleo de la evolución humana. Esas innovaciones, y Marx era consciente de eso, no ocurrieron y no ocurren por sí mismas. Las fuerzas materiales y culturales y las relaciones de producción son inseparables; son las actividades de hombres y mujeres que construyen su propia historia, pero no en el "vacío", no afuera de la vida material, ni afuera de su pasado histórico.

Del neolítico a la era nuclear

En consecuencia, las nuevas perspectivas para la historia también deben llevarnos a esa meta esencial de quienes estudian el pasado, aunque nunca sea cabalmente realizable: "la historia total". No "la historia de todo", sino la historia como una tela indivisible donde se interconectan todas las actividades humanas. Los marxistas no son los únicos en haberse propuesto ese objetivo -Fernand Braudel también lo hizo- pero fueron quienes lo persiguieron con más tenacidad, como decía uno de ellos, Pierre Vilar.

Entre las cuestiones importantes que suscitan estas nuevas perspectivas, la que nos lleva a la evolución histórica del hombre resulta esencial. Se trata del conflicto entre las fuerzas responsables de la transformación del homo sapiens, desde la humanidad del neolítico hasta la humanidad nuclear, por una parte, y por otra, las fuerzas que mantienen inmutables la reproducción y la estabilidad de las colectividades humanas o de los medios sociales, y que durante la mayor parte de la historia las han contrarrestado eficazmente. Esa cuestión teórica es central. El equilibrio de fuerzas se inclina de manera decisiva en una dirección. Y ese desequilibrio, que quizás supera la capacidad de comprensión de los seres humanos, supera por cierto la capacidad de control de las instituciones sociales y políticas humanas. Los historiadores marxistas, que no entendieron las consecuencias involuntarias y no deseadas de los proyectos colectivos humanos del siglo XX, quizás puedan esta vez, enriquecidos por su experiencia práctica, ayudar a comprender cómo hemos llegado a la situación actual.
FIN

Sobre la carrera de Sociología

Presentamos a continuación las intervenciones de Lucas Rubinich (director de la Carrera de Sociología, UBA) y Juan Carlos Marín durante la presentación del libro de Alberto Noé: Utopía y Desencanto. Creación e Institucionalización de la Carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires 1955-1966. La presentación se realizó en el "Centro Cultural de la Cooperación" durante el segundo semestre de 2006. En la mesa se encontraban el autor, Alejandro Blanco y Torcuato Di Tella que ya habían realizado sus intervenciones. Juan Carlos Marín cerró el evento. Copiamos a continuación la presentación y el cierre de la reunión.


Lucas Rubinich: Como ustedes saben estamos aquí para presentar el libro del profesor Alberto Noé: Utopía y Desencanto, cuyo subtítulo es: Creación e Institucionalización de la Carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires, período 1955-1966.

En mi carácter de director de la Carrera de Sociología quiero decir que realmente es un verdadero gusto presentar este libro y agradecemos al Centro Cultural de la Cooperación que nos posibilita hacerlo en esta casa que siempre es una casa amiga. Quería decir algunas cosas simplemente para darle la palabra a los compañeros expositores que van a referirse al texto. Las personas que se van a referir al texto de Alberto Noé son Alejandro Blanco -no digo ni a mi izquierda ni a mi derecha, porque sino siempre hay problemas- que está en la Universidad de Quilmes; Profesor Torcuato Di Tella, Profesor Juan Carlos Marín.

Simplemente para dar lugar a las lecturas de los compañeros quiero decir que es importante en términos académicos la aparición de este texto, pero es también importante para nosotros en términos políticos y en términos culturales. Poder revisar críticamente y en algún sentido como decía recién Lito, homenajear momentos que fueron importantes en términos de apostar a cambios, es algo que resulta bien, valorables en términos políticos y culturales.

La carrera de sociología, como todos ustedes saben, ha recorrido una trayectoria compleja y accidentada pero sus mejores momentos estuvieron marcados por esa preocupación fuerte por la cosa pública, una tensión interesante siempre, con la preocupación por intervenir en los grandes debates de la propia sociedad. Idas y vueltas, tensiones, pero si uno tuviese que pensar en los momentos más destacados debería poder decir que, sin lugar a dudas, esos momentos de conflictos, esos momentos en el que la tensión entre el mundo académico y el mundo político fueron tensiones fuertes, produjeron cosas realmente bien interesantes. El próximo año se cumplen 50 años de la creación de la carrera de sociología. En 1957, como todos ustedes saben, Gino Germani fue el verdadero organizador cultural, con un conjunto de personas, algunos de los cuales uno podría decir que están acá también, tuvieron una actividad realmente modernizadora en la Universidad de Buenos Aires. La carrera de sociología tuvo una impronta realmente modernizadora y muy tempranamente intervino en esos debates que comenzaban a prefigurarse en la década del 60. Intervino de alguna u otra manera, en lo que muchas veces se llama, más o menos rápidamente, la configuración de un amplio y heterogéneo espectro político que uno a veces caracteriza como nueva izquierda.

Quiero decir entonces, que para la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, es realmente un honor poder presentar este texto y queremos saludar a los compañeros que han venido acá como público y quiero saludar a los profesores que han tenido la amabilidad de estar presentes hoy acá y decir algo sobre este texto que a nosotros nos parece bien significativo.


Juan Carlos Marín: Yo voy a tratar, intentar, referirme, dentro de lo posible, al efecto y a la importancia que ello tiene, el hecho de que aparezca un libro que reinstala una temática y sobre todo que intenta hacerlo, haciendo jugar dos procesos: haciendo presente personas que actuaban sobre un proyecto que él llama la utopía y además hechos, hechos que él considera de alguna manera u otra forma que son emblemáticos para entender las etapas de ese proceso.

Yo creo que conviene aclarar inevitablemente algunos hechos, sobre todo desde la perspectiva de cómo los connoto yo para que ustedes sepan que si hay deformación es a raíz de esas connotaciones. Tiene importancia cómo se genera una determinación en la comunidad de la Universidad de construir un nuevo espacio de investigación y conocimiento. Recalco esto: de investigación y conocimiento.

Una de las razones más sustantivas por las que un grupo de personas vinculados a lo que había sido la historia y la actualidad del movimiento estudiantil vio en la persona de Germani una chance de abrir una brecha, y la vio desde la perspectiva de un grupo de personas que ya habían ensayado una primer decisión que era más sustantiva en definitiva, que este proceso de extraña cooptación, que los jóvenes en ese momento y no tan jóvenes, porque habían entrado en juego dos generaciones: la generación que habían participado en la lucha en el movimiento estudiantil cuando las universidades fueron ocupadas militarmente entre el 43 y el 45. Esa ocupación militar fue en realidad mucho más sustantiva que el proceso de descomposición intelectual que sufrieron las universidades, porque fue la estampida de lo que era blanco y lo que era negro. Se podía discrepar, pero ocupar militarmente las universidades del 43 al 45, trascendía, no la discrepancia, sino esa congénita determinación genocida, de no soportar las distancias en el plano de la acción y de la reflexión.

Era un movimiento estudiantil que cuando se produce el derrocamiento militar y político del peronismo, ha participado de miles formas en esas luchas, incluso muchos de ellos habían participado en forma armada, no sólo la crítica intelectual, la crítica tradicional y típica de lo que son las luchas estudiantiles ocupando espacios gritando libertad. Era un movimiento libertario profundamente, no por una corriente peculiar del anarquismo, libertario porque era un movimiento que permanentemente explotaba buscando oxígeno, realmente, y no lo encontraba ni en el ámbito de la universidad ni en las calles. No hay que ser tremendo, basta cualquier historiador que tome los archivos de las prisiones durante el 43 al 45 y que tome del 45 al 55 y eran miles, no cientos, miles de estudiantes detenidos y con una estrategia en donde el proceso judicial no existía, existía la arbitrariedad de estar a disposición del Poder Ejecutivo.

Esa generación, esas dos generaciones fueron las que hicieron un reclutamiento mucho más sustantivo en lo que es, digamos, los operadores centrales de la recuperación de la Universidad. Era captar a una persona como José Luis Romero. Pasar a asumir el proceso de reestructuración de la vida académica, lo cual tenía una enorme trascendencia en la vida nacional, porque instalar a Romero como rector interventor tuvo un efecto en todo el país. O sea en cada una de las sedes de las universidades estatales, pasó a ser una especie de modelo, sugerencia, alternativa de qué es lo que había que buscar. Y este no es un hecho contingente de simpatías ideológicas sino era un hecho de algo que ilustraba lo que era la raíz de ese movimiento estudiantil, era un movimiento estudiantil que respetaba el conocimiento. Si algo estaba sacralizado, en realidad, era esa articulación de que la libertad se comprende porque formaba parte del proceso constitutivo del conocimiento. Tampoco era un hecho contingente intelectual, que era brillante antes de ser rector, era investigador conocido incluso por la extrema derecha, el centro, la izquierda, o sea era un investigador antes que nada y además era un hombre de ideas socialistas y militaba con sus ideas socialistas, incluso, partidariamente. Este elemento fue central, o sea, no hubo que luchar para instalar y abrir una brecha en el campo de la ciencia para que ocupara un espacio, una orientación disciplinaria como la sociología. No hubo que luchar, al contrario, era ir armando el rompecabezas.

También fue toda una empresa compleja, destrabar en el campo de la antropología, el monopolio que tenían personas, no de orientaciones fascistas, eran fascistas, eran italianos y fascistas y operaban como fascistas, y operaban, incluso, en la continuidad de lo que había sido el proceso represivo del prefascismo en la Argentina y en Italia. Entonces, no es que se luchaba contra fantasmas. ¿Qué sí aprendimos poco a poco? Y en esto quiero hacer una salvedad, en muchas de las intervenciones aquí, no se respeta los estadios que recorren los procesos y las condiciones reales en que esos procesos tienen que recorrerse. O sea, luchar contra un autoritarismo, incluso con armas, y no sólo con ideas y confrontaciones políticas, es de una enorme complejidad. La lucha antifascista es una lucha compleja, pero es compleja al día siguiente de que el fascismo es derrotado, porque es el día en que con dolor de muchos, comprendemos que la lucha antifascista es una lucha antiautoritaria pero no necesariamente es una lucha anticapitalista. Muchos de los que lucharon contra el fascismo del movimiento estudiantil, en las tres generaciones que ocupan esos años, no es verdad que luchaban porque tenían una relación crítica con el orden social y los efectos de ese orden social. No instalaban el fascismo como una de las caras y movimientos de expansión del capitalismo; el fascismo era un accidente, era una perversión en todo caso. Traten de leer ustedes lo que es la descripción en el mundo y en el campo científico acerca de esos procesos, hay que esperar casi 40 años para que empiecen a aparecer las investigaciones de Milgram, 40 años para ver operadores psicosociales que pueden operar, 40 años hay que esperar también para ver Shoha, para ver un documental, 40 años!! Piensen ustedes en qué se instalaba el movimiento estudiantil. Se instalaba en un momento en que una guerra mundial antifascista no era en realidad una guerra anticapitalista, era en realidad una guerra entre capitalistas y era una guerra, una vez que se provoca, "justa", alguno de los dos bandos pone en dudas la vida de aquel que piense, incluso democráticamente, incluso en una democracia burguesa y mucho más aún aquel que pretendiera cambiar un orden social que tuviera un carácter capitalista.

En principio, esto es intentar localizarse en cómo se toman las decisiones, las condiciones reales en que se toman esas decisiones, o sea, la instalación en la Universidad de un rector como José Luis Romero, suponía dos exigencias: el respeto a la construcción de la investigación, no a un proceso, a una maquinaria que divulga conocimiento preestablecido, sino la convicción de que había que pasar de menos a más conocimiento, justamente, porque no sabíamos, porque lo que sabíamos era tremendamente pobre y los que decían eso, no venían de una derrota, todos veníamos de haber triunfado con las armas a un régimen militar. Pagamos históricamente el precio que supone hacer la guerra, que no es trivial y no hay ninguna renuncia a ese hecho, se volvió a repetir tantas veces como hacía falta por parte de aquellos que tienen una determinación antifascista y anticapitalista. La oportunidad lo decide a veces y no uno, sino la totalidad de las contingencias.

Lo cierto es que instalar como rector a José Luis, historiador, historiador medievalista, pero antes que nada un investigador. La mejor publicación científica, en ese período, aún en el contexto del peronismo era Imago Mundi, no era cualquier construcción especulativa, no era el discurso y el empirismo de la lógica del discurso, no, era el resultado de la investigación. Sin José Luis Romero no se entiende el modo concreto, específico en que se fue construyendo la carrera de sociología. Lo voy a decir por simpleza, el eje histórico en las conversaciones entre José Luis y Gino eran una cosa tremendamente estructurante de lo que se decidía. Hubo N reuniones entre José Luis y Gino Germani, que se llevaban, por supuesto, mal y bien, las dos cosas, o sea, se peleaban, se amigaban, etc., pero lo que no escapaba era que los dos estaban construyendo ese proceso, es más, el primer enfrentamiento importante que divide las aguas en el campo del movimiento estudiantil y en el campo de la comunidad universitaria, en el sentido amplio, es un proceso que lleva al derrocamiento de José Luis Romero. O sea, fue la implantación y la lucha por instalar la privaticidad de la enseñanza, no la enseñanza libre, sino la privaticidad creciente de la enseñanza y vemos hoy sus efectos a simple vista. Hay pocos estudios acerca de lo que produce un campo estatal de lo que produce el campo privado, fundado en la ganancia y en el mercado, y en el carácter mercantilista del proceso del conocimiento.

En ese momento, la derrota de José Luis, compartiendo el principio de descomposición de la enseñanza laica, imperceptible en ese momento. "Hay lugar para todos" falso!!, no es verdad que hay lugar para la libertad y los capitales. No hay lugar! Está el dominio y desaparece el oxígeno del otro lado. Pero volvamos ahí... la continuidad cuál fue? Inicialmente una transición esotérica con Cevallos que duró unos meses, hasta que se convoca a algo que también había sido una conquista del movimiento estudiantil: se convoca a una asamblea para instaurar un gobierno tripartito, retornar a las grandes ideas fuerzas de lo que es el compromiso en el seno de la comunidad universitaria, no es clientelismo, es intentar construir un carácter comunitario entre los que comparten la construcción de conocimiento y su difusión. No es clientelismo, y hay que repetirlo, no es por ser amigo de los estudiantes, no hay universidad sin estudiantes! Margaritas por la noticia! Y todo el esfuerzo es justamente, una máquina de triturar gente, basta ver las estadísticas de deserción. El problema es complejísimo hoy día, pero la serpiente estaba ya empezando a gestarse, sin embargo se crea la carrera de sociología y no se crea arbitrariamente, se crea simultáneamente psicología, se crea simultáneamente extensión universitaria. La extensión universitaria no nacía de un repollo, nacía también de la militancia estudiantil, fue la militancia estudiantil la que instaló la decisión de que existiera un departamento de extensión universitaria y la raíz con que contó Dilisio era una construcción el movimiento estudiantil durante 5 años en barriadas populares, pobres como una rata, descompuestas socialmente. Luchar contra un fascismo es tener la certidumbre de que en frente de uno está la totalidad de los obreros trabajadores, ja! qué chiste! ese fue durante años el dilema de la lucha libertaria. Objetivamente teníamos enfrente nuestro, en la vida cotidiana, doméstica la enorme mayoría obrera.

Germani fue cooptado por un movimiento estudiantil para instalar una determinación de la investigación científica. Es más, Germani dio sus primeras batallas contra el sistema de inteligencia del ejército siempre tratando de usar la carta de la investigación científica, mal o bien, eso es lo que intentó hacer. No se hizo mejor? y quien coño sabía hacer mejor las cosas y cuántos éramos!! Eramos muy poca gente que supiera, estrictamente hablando, investigar en las dimensiones sociales. Prácticamente, salvo el avance que había hecho Germani de investigación sobre la estructura social de Argentina, prácticamente no había mucho más en esa dirección. Pequeñas monografías, etc., se juntó un grupo de gente cuya convicción era que no sabía, esa era la convicción fundamental y querían saber. La raíz de por qué se quería saber? es porque la realidad que enfrentábamos la conocíamos poco, bastaban pocas horas después de la caída del peronismo para descubrir que había dos bandos: los que habían luchado por razones antiautoritarias, etc. y no tenían problemas con el capitalismo y los que habíamos luchado por una torta total, que también nos molestaba el capitalismo. Claro, pocos meses después, no tan lejanos, muchos de los que formaron parte de ese movimiento estudiantil, poco a poco, en la medida en que los procesos políticos sociales empezaron a profundizarse en la Argentina..., no es que reniegan de lo que piensan, sino que las condiciones sociales también cambian. A un joven entre los 18 y los 25 años, pedirle en la década del 40 al 50 esta sofisticación en la lucha libertaria, de que no es lo mismo la lucha antifascista que anticapitalista, era de una complejidad enorme. Mucho más tarde hay un análisis de la década del 40 y 50 de clases, de lo que fue la guerra mundial. Dónde está el análisis de clase? Han pasado no se cuantos años!!. O sea, hoy día, la guerra que vivimos hoy día, ¿dónde está el carácter de clase de esa guerra? O me van a vender a mi que el problema es entre uno que quiere construir un Estado y el otro que ya tiene un Estado y lo defiende! Nimiedades!! Es mucho más complejo! Hay dueños del cuerpo por los dos lados, coño! Dónde está esa imagen monolítica del Estado de Israel? Falsa!! Totalmente falsa!! Es falsa que es monolítica, es del dominio de una fracción. Esa imagen mesiánica, terrorista que quieren construir es falsa!

O sea, pero volvamos a lo que interesa, si no se analiza ese proceso desde la perspectiva de que es un grupo muy mal pertrechado, con recursos tremendamente escasos y en condiciones de una brecha aparentemente favorable, pero para dar ciertos pasos no tan favorable. Era un destacamento pobre, con una sola convicción que los articula: quieren construir un campo científico y tienen la certidumbre que para construirlo, lo importante es generar un proceso de investigación. ¿Con qué arma? Con casi ninguna, justamente, la pobreza es darse contra la pared. La Isla Maciel se vuelve un podio, se usaba fundamentalmente como una publicidad que nos permitía conseguir ingresos, porque en la práctica real Isla Maciel, era un grupo entre 15 o 10 que ayudaba a los chicos a resolver sus tareas, que ayudaba a las maestras, etc., entonces Germani que decía: hagamos ahí la investigación, podemos meter el pie y no nos echan ni nos putean por ser antiperonistas. Así de simple la realidad, o sea, todo tiene su complejidad, claro, pero la historia no se detiene a esperar que uno tenga más fuerza, sigue su desenvolvimiento.

Entonces el hecho inmediato que empieza a aproximarse poco a poco, es que se ha logrado crear las precondiciones de un ámbito a ciencias sociales, donde el elemento de centralidad no es sociología, sino el ámbito. Claro, yo tuve el accidente favorable, era el más ignorante de todos, no tenía la más remota idea, yo necesitaba saber y no tenía idea de cómo, entonces era alumno. Pasé de organizador movimientista a alumno. Entonces tuve una riqueza enorme de lo que recibí, esa suerte no la tuviste vos, por ejemplo que no fuiste alumno y yo desde ahí entiendo lo de Torcuato[1] y establezco una distancia de racionalidad. Torcuato llega en un momento en el que ha habido dos años de una complejidad y un caos total. Habían entrado en acción 10, 12 personas, medianamente formados pero eran piezas de un rompecabezas, sólo en su articulación tenían un efecto relativamente racional riguroso. Así de cierto, era el desplazamiento de Bornida de antropología, y la llegada de gente que tenía una formación más racional, más actualizada y sobre todo mucho más firme en la determinación y en la acumulación de conocimiento científicamente instalado, lo que no era poco. Estaba la gente de psicología, que eran 15! Fíjense el desastre que eso era, una carrera de sociología instalada en medio de la nada. ¿Cómo puede ser? Ahora historia está lejos, allá en la lejanía, ni siquiera llega a ser un ruido para nosotros, psicología prácticamente no existe. El nivel de estupidez que se admite acerca de la subjetividad cuando se enseñan algunos elementos de sociología, es atroz! es para asustarse directamente! En aquella época había una incursión sobre las investigaciones, no sobre la guitarra piagetiana, sobre las investigaciones de Piaget. Yo me acuerdo el primer número que sacamos de la revista de la universidad, año, escuchen bien la fecha! año 1958, comité de dirección: Rolando García, Lito Marín. Cuál fue el primer artículo en el primer número? Una investigación de Piaget en conversación con Einstein de carácter experimental, no lo que opinaban de la realidad!! una investigación fuertemente empírica, además experimental conversada con Einstein, acerca de las covarianzas, ecuaciones convarianzas. Qué había? Había un esfuerzo realmente de instalar lo que era investigación, pero lo había en todos los ámbitos de la Universidad y también había quien de eso hacía un negocio, pero no es el negocio el que caracteriza la determinación, esa determinación se hizo sustantiva por muchas razones que la gente no tiene ni idea, sufrió los efectos y muy pocos podían alcanzar a decir cuáles fueron las causalidades de esos efectos.

Hubo un intento, ese intento no tuvo un carácter ideológico, tuvo fundamentalmente un carácter de determinación: que pasar de menos a más conocimiento era un valor, y que del método y la fuerza tenía que nacer el desarrollo de la investigación científica. Lo hicimos con lo que pudimos, casi no teníamos nada, fue mucho más la instalación como valor moral que la construcciones concretas en que se realizó eso. Eso es cierto. Tenía más importancia, a veces, conocer investigaciones hechas en otros momentos y en otros lugares que sumergirnos todos en la pobreza de lo que podíamos hacer. Yo me acuerdo lo que fue el primer congreso en el centenario... parecía de provincia, éramos 30 personas y alguna decía: hay que hacer un congreso. A ese congreso vino Pablo González Casanova, a ese congreso en Buenos Aires. Eramos pobres, así de simple, pero lo que sí es cierto es que lo que poníamos en la mesa era más conocimiento del que había antes. Claro, era un soplo, de acuerdo, y el paso adelante se había dado de acuerdo a las exigencias mínimas, máximas de lo que es investigar.

Ahora que pasa, la sociedad no se detuvo, siguió su curso, su marcha. El vaivén entre dictaduras, golpes de mano, un presidente que anula las elecciones... y a eso me quiero referir. El primer cimbronazo entre nosotros tenía que ver con la historia social y política de cada uno de nosotros. ¿Cuándo fue el primer cimbronazo entre nosotros? Cuando digo “nosotros” quiero ser claro: un destacamento libertario socialista. Lo llamo libertario porque su concepción de la lucha por la libertad era bastante variada. Y los socialistas también, eran bastante variados, y entre nosotros la historia demostró que había diferencias, distancias, etc. Sin embargo había un período histórico que no nos exigía mayor claridad, o sea podíamos usar instrumentos gruesos. El primer cimbronazo sucedió alrededor del 62 a raíz de que en la política nacional, como manera de hacer realidad la lucha contra la proscripción política de un partido, o sea, yo había luchado contra el peronismo, pero no estaba de acuerdo con que se excluyera la identidad política, así de simple. No sólo no estaba de acuerdo, sino que además hice maldades infinitas para luchar, de todo tipo. Ahora, llega el 62 y habíamos logrado laboriosamente, las tres corrientes políticas: socialistas, comunistas y la fracción del peronismo hacer un frente, y ganamos, así de simple. Ganamos. El señor Frondizi a la semana, qué hizo? anuló la elección. No se dio cuenta que a la semana lo anulaban a él también, o sea, el ejército lo sacó.

Este fue el primer cimbronazo. Cuando el destacamento que objetivamente era el destacamento que tenía más importancia de lograr el apoyo político institucional de la construcción de sociología, hizo esta articulación, tanto Rolando García como Gino Germani, nos bombardeó. Eramos amigos, y él me decía: "ya llega el fascismo de turno", o sea, y Gino sufría, ojo, no era una agresión de aquel que no tiene sensibilidad, era un sufrimiento para él. Yo no quiero hablar de Germani, sólo hago referencias tangenciales, me importa más el proceso del cual él formó parte junto con otros. En ese momento, entre nosotros se produce una cosa muy tensa, con Graciarena, incluso, se produce una cosa... porque éramos gente que nos teníamos afecto, que habíamos construido cosas juntos, y la radicalidad del proceso político de las confrontaciones del país nos iban produciendo un distanciamiento. No se vale calificar el contenido de ese distanciamiento, es importante tener en cuenta que no era algo que ocurría por el estado de ánimo personal, era algo que tenía que ver con lo que ocurría en el país. Y no es un acto de violencia ni de irracionalidad haber construido ese frente político, históricamente se demostró que eso era lo que había que hacer para ahorrar muchísimas vidas en el país. Pero no es tan fácil hacerlo, el día que lo hicimos a la buena nos sacan, el día que lo intentamos a las malas también nos golpearon.

Pero volvamos allá, eso nos distanció a todos nosotros un poco. Y acá les mando un aviso a todos, el libro de Alberto hace referencia en un momento dado a un distanciamiento de quien habla con Gino, lo que no dice es cuál fue el motivo ese día, cuál fue el tema ese día, porque tiene una tremenda actualidad: ese día discutíamos con Gino y estaba la Junta de la Carrera, discutíamos si los profesores que éramos transitorios, honorarios, etc., etc., podíamos votar o no, es eso de simple. Y entonces Germani en un momento dado me dice: "Votemos", y yo le digo: "si nunca votamos, sigamos charlando." "No porque gano". Y votamos. Cuando perdimos esa votación, y esto es antes del golpe de Onganía, a partir de ese momento el grupo de profesores que estábamos involucrados, que éramos como 6 u 8, decidimos construir una alternativa institucional fuera de la facultad. Pero con la convicción de que no nos íbamos sino que íbamos a construir un espacio, desde el cual, con la ingenuidad necesaria del caso, íbamos intentar investigar desde una perspectiva, a partir de las sugerencias teóricas de Marx. Alguien puede poner en duda que Marx forma parte de la teoría social? No hablo de paradigma, porque eso es vetusto hablar así, realmente, hay que actualizarse. No, una cosa más humilde, Marx forma parte de la teoría social. Nadie dice que es LA teoría, forma parte de la teoría social. La exigencia, la referencia con Germani, de hacer presente eso, era algo adicional a lo otro, era un elemento adicional. Queremos votar. Germani lo vivió como la crisis de su autoridad, era absurdo, nunca me voy a olvidar de eso: no votemos, sigamos charlando... no porque gano y por supuesto ganaba.

A partir de ahí, desde mi perspectiva, se preanunciaba una crisis en ese primer destacamento. Pero es bueno tener conocimiento de cuál es la raíz de la crisis, no era el golpe de Estado de Onganía, no era el autoritarismo de izquierda, era que la fuerza político social moral que había construido eso divergía respecto a las condiciones inmediatas y divergía porque éramos objetivamente distintos. Una cosa que me dolió del libro de Alberto y no es por él, la culpa no es de él, digo una cosa, si había una persona que tenía origen en Marx en el campo de la reflexión y la investigación científica era José Luis Romero. Graciarena lo reconoce, es más, hace el reduccionismo de que Germani era marxista y yo creo que sí, que Germani era marxista, no era un hombre de Marx, era marxista, era de toda una corriente. José Luis no, al igual que Piaget, tiene una especie de respeto científico pleno a Marx, claro, no daba marxista, porque quien tiene respeto a un esfuerzo y un desarrollo en el campo de la actividad social, no se vuelve tonto, mesiánico, esencialista y fundamentalista, lo usa para investigar. En el caso de José Luis... el libro más importante en este país, en investigación científica, en el campo de las ciencias sociales se llama "La Revolución Burguesa en el Mundo Feudal" construido durante casi 20 años de investigación por José Luis Romero. Ese libro incidió de manera mucho más sustantiva de lo que la crónica registra. José Luis dio un curso durante 4 años, empezó desde el mundo antiguo y llegó a la actualidad. Me acuerdo haberle entregado la cantidad de libros de Lenin para ir configurando lo que había sido el principio del siglo XX, etc., del cual José Luis no tenía todo esos libros, porque esa fue una novedad a partir del 57, 58 en que empezaba a salir prácticamente casi toda la colección. No es que intentó contrabandear a Lenin, pero quien puede poner en duda que hay trabajos de investigación de Lenin que en el campo de teoría social, de las sugerencias técnico metodológicas han sido tremendamente valiosas. No se puede poner en duda, eso no es ser leninista, es usar la historia de la cultura humana. Creo que hay mucho sesgo en pensar que los otros son tontos y que las cosas se explican por la acumulación de ignorancia, no. Hubo un esfuerzo permanente por construir conocimiento y no teníamos condiciones ni sabíamos cómo, eso creo que es central. Lo que es interesante para todos es que bastó una pequeña vuelta de tuerca de intentar hacerlo para que tuviera un efecto tan sorprendente. Así de simple. Ahora, reducir ese efecto tan sorprendente a una personalidad creo que es un error. No le quita valor a esa personalidad, al contrario, cuando uno empieza a descubrir que esa personalidad formó parte de un proceso y ocupó un lugar significativo, empieza a descubrir algo: el proceso es mucho más rico de lo que uno inicialmente se imaginaba. Ahora que pasa? Se siguió radicalizando la sociedad argentina, las dictaduras cada vez empezaban a tener una vehemencia, también ellos, libertaria, exagerada. Y todo esto, evidentemente empezó a crear una complejidad mucho mayor.

Hasta acá llega la historia que yo conozco del campo de las ciencias sociales, yo prácticamente me distancié de este territorio, y no me dejo llevar por lo que dicen, me distancié prácticamente meses antes de que el dominio de la dictadura de Onganía empezara a ejercer su ejercicio. Un año más estuve. Es más, quiero aclarar, en la asamblea de profesores que se discutía qué se hacía en la Universidad ante el golpe de Onganía, hubo un pequeño destacamento de profesores que no estábamos de acuerdo con abandonar la Universidad, sino que estábamos de acuerdo con luchar, y si querían que nos sacaran de ahí. Cuando votamos, ese pequeño grupo quería y sugería quedarse y defender mesa a mesa la trinchera, espacio a espacio, y que aunque quedara la escoba, no se la teníamos que entregar y mucho menos aún abandonar a miles y miles de estudiantes, cuyo nivel de experiencia de luchar en esas condiciones era mínimo, salvo la nostalgia de los que habían sido de otras épocas, que ya no eran las mismas, esta era más dura, ya la policía brava del peronismo nada tiene que ver, cuando empieza a construirse lentamente la pasión para acumular una identidad moral que puede ejercer un genocidio. La gente de Onganía ya empezaba a ser el clima ese, con una lentitud total, por supuesto, por supuesto.

Hasta acá llegó mi amor, más allá de eso, es pura guitarra, esto tiene más que ver con lo que se conoció y vivió.
NOTAS

[1] Torcuato Di Tella fue el expositor previo y a él se refiere con lo de no haber tenido la misma suerte.

Pietro Ameglio


1. Introduction
2. Civil Resistance: What should we look towards?
3. Civil Resistance and Autonomy
Glossary
Bibliography
Biographical Sketch

Summary
This chapter studies some central points in civil resistance and nonviolent themes, and its relationships. Every human being must develop a culture and action of the "ability to resist the inhumane" in his personal and social life, struggling or being in solidarity with those who are in struggle. Even if these two concepts are interdependent they are not the same. In order to resist well one must reflect about it. In the same way, civil resistance and nonviolence are very close concepts but have different forms and gradations that we try to describe here, according to the space and the time. The article analyzes some characteristics of civil resistance actions for offensive nonviolent strategies, specially those that increase the command and basic task of nonviolence: "disobey all inhumane orders that authority gives us".
In the final part of the text we establish that a constructive and alternative –in many ways nonviolent- new social order is being developed very slowly in Chiapas autonomy zones, with a "duality of power".

1. Introduction
Civil resistance and active nonviolence are two concepts which are central to the building of our species, which is even younger than we would like to accept. According to Konrad Lorenz, a German ethologist, we current humans could still consider ourselves as the missing link – that is, our species’ humanity is still a work in progress, a desire more than a reality. If one pays attention to the number of genocides- the highest degree of inhumane action- which have occurred in recent decades on all continents, and to the fact that a third of the world’s population does not know if it will be able to eat the next day, then perhaps this statement does not sound so far-fetched.
All beings who pride themselves as being human should have the fundamental value of the ability to resist the inhumane; he who is alive, resists. And he who resists either participates in the struggle or shows solidarity; although both of these concepts are associated with each other and interdependent, they are not identical. It is not the same thing to participate in the struggle as it is to be supportive of it, as far as a direct relationship or one mediated by an opposing adversary. Another basic relationship between active nonviolence and civil resistance is found in different forms and gradations. Various social sectors are currently planting the need to intensify, update and practice civil resistance, from the different spaces in which organizations and individuals establish their terrain of social struggle. They do this faced with the sudden attacks of current capitalist expansion that must constantly create conditions of war, militarization and extreme violence in order to hold relevance. This resistance to inhumanity has historically allowed substantial steps to be taken toward humanity. It is thus important to carry out a reversible evaluation exercise of what has been done up to now, and the possible need for a greater conceptualization of the subject, as well as of creative and effective proposals of action. It is important to remember that reflection is the first weapon that an individual can count on.

2. Civil Resistance: What should we look towards?
Civil resistance develops a method of collective struggle that does not first resort to the use of violence in a sense of impunity, unilateralism or destruction of adversary bodies. It is often associated or united with forms of active nonviolent struggle –frequently it is situated within this wider framework- although this does not necessarily imply that it accepts a pacifist or nonviolent ethic (which are also not one and the same). Going into a little more depth on the concept of resistance, it is essential to make a clarification -there is no better element to become conscious than clearly knowing what is done and how it is done- "in passive resistance an inverse equilibrium is being established with the identity of the other that seeks continuity, it deals with a relation of opposing forces, but they do not seek to arrive at a rupture; in active resistance this equilibrium is broken" (J.C.Marín). Gandhi himself transformed traditional Hindu passive resistance into satyagraha ("the force of truth") or active nonviolence. This is important to consider, because of the border that is created in the legal sphere, and furthermore because at times the idea of civil resistance has tended to be mechanically and indiscriminately associated rather lightly with civil disobedience. On the other hand, the concept of civil resistance has been used to refer to a rather wide spectrum of social struggle actions that run from marches to blockades, occupations and armed confrontations.
Within the nonviolent tradition, civil disobedience constitutes the most intense degree of action, in which the principle of legitimacy is openly and consciously placed over legality and obedience to one’s conscience over authority. These types of actions are reached only after a process of having attempted many others of a lesser degree. In general, it would never be the first stage of a struggle, because of previous preparation that demands that public opinion is necessarily conscious of the graduality and legitimacy of the process of this social struggle. Our analysis will thus be made from this nonviolent perspective.
According to Gene Sharp, an important theorist on nonviolent struggle, methods of nonviolent civil resistance can be divided into the following: a) social protest (demonstrations, declarations, petitions…), persuasion and the distribution of information; b) social, economic and political noncooperation (strikes, boycotts, civil disobedience…); and c) nonviolent intervention (sit-ins, occupations, blockades, the creation of parallel government institutions…). These actions cover everything from the territory of solidarity with those who struggle to the territory of social struggle along with those who participate in it. We should not necessarily view it as positive or negative hierarchizations, but rather as levels of possible compromise for the one who acts, which is important to distinguish in order to know where one’s body is and what one should do consequently.
We will now analyze a series of central elements regarding certain characteristics of civil resistance actions, which allow struggles to be clearly established on the plane of offensive nonviolent strategy:
1- this form of nonviolent struggle is based on the principle that governments socially depend on collaboration and anticipated blind obedience to authority, to be able to execute all orders of punishment that it demands of us, as well as the loyalty of the Armed Forces and police, without questioning the inhumanity of its orders on several occasions. David Thoreau and Gandhi, were two of the greatest teachers of this art. Thoreau developing above all acts of individual civil disobedience, and Gandhi doing massive actions which he justifies with his principle about the dependence that governments have with the real power of the people (Hind Swaraj). Accordingly, in this form of above all socio-political struggle there is an attempt to mobilize the civil population- and if possible the military population, as for example in the Philippines, Denmark and Russia- so that they withdraw their forms of aprioristic consensus towards authority, and they thus begin undermining sources of adversary power. Thus arises the command and basic task of civil resistance and nonviolent action: to disobey all inhumane orders that authority gives us. This intellectual and moral slogan, driven for some time by Dr. Marín, was approved in one of the last Conferences of the Latin American Sociology Society. Along the same lines, there are those that also have proposed "civil disobedience", "refused obedience" (Günther Grass and Kenzaburo Oé) or "holy disobedience" (Fathers Donald Hessler and Leonardo Boff). It is one of the most difficult endeavors for our species, as we are domesticated from the beginning of our family, school and spiritual lives to regard anticipated and blind obedience to authority as a central value. Stanley Milgram helps us to understand this: "Disobedience is the last of the means to put an end to a tension…it reshapes the relationship between subject and authority…(it creates a) character that is completely unknown from the relationship that is sought through the rupture…(it is) a difficult path that only a minority is capable of following to its conclusion".
2- Another key element associated with the idea of resistance lies in the concept of force, in its material, psychological and moral character. As Gandhi said in the Hind Swaraj: "a demand without the support of force is useless". In civil resistance and in nonviolent struggle, this force is born of moral accumulation, and acquires relevance upon collectively articulating itself with other similar material forces in noncooperation or civil disobedience. Gandhi spoke of the "force of the truth" and Luther King of the "force of love". In this way we can confirm that before presenting itself on the corporeal plane, struggle presents itself on the plane of confrontation and moral impugnation. In this situation, the ability to demostrate the injustice of an adversary’s actions before the masses and the adversary’s forces is determinately central. For this reason, it is fundamental to stress the need for these actions to gain moral strength and gain more people, and emphasize its relationship with social legitimacy and legal order, and the use made of a mobilized society’s "moral arms" and "moral reserve"(J.C.Marín) , more and more in the field of struggle and not just in the field of solidarity.
3- Thus, struggle initially plants itself in the terrain of moral legitimacy and also the accumulation therein of material strength: bodies and physical spaces that disobey inhumanity and carry out very different forms of nonviolent interposition and objection, in the most open way possible, and winning more and more solidarity. Moral pressure is married with physical pressure. Morality, in its double character, affects moral pressure and has to do with moral themes. The central argument is almost always enunciated in moral terms and it is fundamental to win this argument, which also has a great deal to do with the methods and strategy of struggle. Therefore, the first construction and reflection should go towards the moral arms that will be used.
4- In the same vein, in nonviolent civil resistance, the relationship between the end and the means, constitutes a main principle, something very opposed to the Machiavellian culture that surrounds us. The means are already an end in themselves and as much as one is totally convinced of his or her arguments, he or she does not have the right to impose them by force on others. Gandhi said that "the means are like the seed and the ends the tree…(between them) there is an undeniable relationship". Often what we criticize about our adversary we reproduce in our own group. The adversary’s greatest triumph can thus be registered without our consciousness: participating in the struggle using the adversary’s violent logic and arms, which guarantees a certain defeat of our own group. This is one of the first forms of penetration of the other, which in general moves within war logic.
5- Moving now to the plan of action, within a great variety it is important to highlight a basic feature: different levels of action exist, a fact that is not always obvious at first. The tactical selection of actions occurs through open reflection and explication, with the aim of having the necessary adhesions and open consciousness regarding: a) the risks in the relationship of force with the adversary; b) the value of its legality or social and historical legitimacy; c) the possibility of reaching proposed objectives. The conjunction of these aspects, or the forced preeminence of one at times, is fundamental to analyze in the building of any civil resistance process.
Specifically, we know that the civil disobedience of masses to achieve political, economic and social objectives has been an important element in western history, especially since the 19th century. This is evident in the struggles of workers and struggles for political, civil and social rights. We can thus affirm without a doubt that this type of action has been one of the principal methods of advancing towards the complete humanity of our species. Without that capacity to individually or massively confront a legal order that expropriates the humanity of many, we would still be culturally very close to the Stone Age. In principle, furthermore, this type of social struggle, by calling itself "civil", brings us to the area of the struggle for citizenship or citizenization of great masses of individuals who are excluded from many of the rights of the dominant social capitalist order.
6- In civil resistance the first coordinates of actions will always be space and time: the analysis of the situation, from short time periods to long, the places where protests are most publicly evident and the adversary body has a more direct and/or fragile interest, the relationship of one’s own material and moral forces as opposed to one’s adversary’s. It will be the basic principle of reality from which to depart. In this context of reflecting on the current identity of the other, and in a self-reflection of our objectives and forces, is where civil resistance strategies and tactics should be inserted, starting by differentiating the levels of planning: distinguishing the time, space and actors to whom actions will be addressed. In the temporal variable there exists an interaction between one’s own personal-group times, social times and those of the direct adversary. The decision of the place to carry out the tactical action is fundamental, and generally is one of the most neglected aspects, abandoned to the routine. It always ends up being the same place: town squares, and not instead to places where subjects and their families live, dispatch and act to pressure or touch on their identity. It is therefore very difficult for them to see or hear us, since they do not feel a true social pressure. Thus, the spatial variable is very much linked to that of the subjects (or objects) to which actions are addressed, since in the geographical logic that we noted earlier the place chosen to seek the relation of force depends on this decision.
7- In this sense, an important aspect is in the capacity to touch on (pressure) the adversary on a moral and material point of interest or weakness that is central to his social identity. This continues to be united with an attempt at a dialogue with the adversary’s most positive parts. There is an attempt to make the adversary place the struggle not only on the plane of material violence, trusting that he can also change his incorrect positions. Thus it is attempted to humanize the struggle and the adversary, and to break the stage of hate and pre-judice. A descriptive and analytic knowledge of who one must confront is therefore very important, and knowing him in all his complexity and in the process of building his different identities, not by stereotypes, with different forms of measuring and comparing his actions. That is, having a clear principle of reality in the struggle, be it of one’s own group or of the group that confronts us.
8- In the relationship with the adversary, a basic principle that the logic of nonviolent action entails is that of political judo and jujitsu (G.Sharp). The adversary’s apparent force and errors are used against him, which demands a public construction and in the medias of some epistemic ruptures in people (and if possible in authority), where the adversary’s illegalities and abuses are discovered through their own words or in documents they themselves have wielded. Thus another central element of the nonviolent struggle is advanced: disarming the adversary.
9- Thus, appears another key actor for civil resistance: how to raise bodies and public support for the cause, how to translate it into the language and common needs of many more, and how to break the ring or enclosure in which power often puts us as a first tactic, since the owner of the situation is the one who encloses, not the enclosed. The strategic importance of winning allies is also on the exterior of our struggle: on the part of the adversary, on the neutral parties or parties not directly interested in the problem, as well as clearly and strongly maintaining those of one’s own group.
10- Nonetheless, the above is only a first moment that should be complemented with another more difficult one: the population must somehow install that abuse in its own identity and feel at least morally affected, such that it causes them to mobilize. Often aspects of reflection on the incorporation of one’s own identity with the identity of others enter into the picture here, from a wider and more complex view of what one’s own personal and family interests are, the manipulation of fear and preventing this from becoming terror.
Today, great numbers of citizens have been placed in conditions of helplessness because they are terrified thanks to an entire complex social construction stemming from the apparatus in power and its articulation with the militarized and crime world. This fact brings majorities to paradoxically request more security to whom in turn spreads more insecurity: the forces of order (military and the police) become Great Authorities-Father Protectors, who in exchange for their actions ask for the blind obedience of the population and the corresponding surrender of many of their human rights achieved through centuries of social struggles. Thus the government and auxiliary forces of power are in charge, by all means and forms of concealment, of spreading and provoking the idea that any demonstration of protest or dissent is an attempt against individual and collective security, making it illegal and illegitimate. In this way, public scapegoats are constructed along with the imperious citizen demand to exterminate them. The criminalization of social activism is advanced in this way, and social strugglers who resist are presented as a threat to public peace. At the global level more and more of us are being placed in the irreparability of the Armed Peace and the need for more bombs, police, military, dogs, bars or superstores that look after and enclose us. It is the culture of security with fear and terror.
This enclosure derives precisely in a process of soldiering the civil population, resigned then to a permanent "wait for orders" on the part of authority, as the soldier, as Canetti said. For this reason, currently many civil resistance struggles are against the dominant culture, in which the ideal citizen is a soldier who blindly obeys the orders and punishments that authority demands of him and insecurity is combated with armed peace. It is easy to forget that since the 19th century the building of the social identity of the citizen and the soldier have operated jointly; according to war conditions or not – the citizen is a disarmed soldier and the soldier is an armed citizen (J.C.Marín).
In this sphere, one of the methods of disarming the adversary is to publicly pose questions that bring about a collective reflection regarding the great incoherence between the end and the means existing in these actions. It also brings about a reflection on how our personal and social humanity is mutilated when we delegate our corporeal, moral and intellectual identity to those who monopolize the use of material force and violence. A recuperation of knowledge of history and episteme is basic in this struggle of resistance, and does not situate it amidst the forgetting of history or the atomization of knowledge.

3. Civil Resistance and Autonomy
Gandhi concludes his Constructive Program for India (1945, CP) by confirming that "civil disobedience (CD) is a stimulus for combatants and a challenge for the adversary. It should be clear for the reader that civil disobedience in terms of Independence, without the cooperation of the masses by means of a constructive effort, is a pure and simple boast and worse than useless." We see then that nonviolent civil resistance in its most radical stage should be accompanied by a proposal of a new social order in equal terms, allowing a real alternative to come to light. If not it would fall in a simple provocation and crash, where he who holds the greatest material force will always win. Alternative social order also constitutes a way of accumulating moral as well as material force, which counteracts the adversary’s violent material supremacy.
Today, even if there are increasingly great spaces of social protest, there are not many examples of social order alternative to the neo-liberal capitalism that pervades our surroundings. This is one of the greatest restrictions that world protests against globalization run into. These demonstrations have successfully fulfilled many of the stages of social struggle: they have been able to strip the truth of injustice and social oppression of neo-liberal politics. They have also gained moral force for the legitimacy of their demands, to the degree that the WTO accepts dialogue in parallel forums with representatives of these protests. Furthermore, these demonstrations have cornered those of world economic power in specific places with astonishing creative, organizational and courageous capacity, among many other things. However, local experiences and specific struggles do not mechanically construct a new social order by themselves, although at times they are the seed of it.
Where then do we turn to explore these alternatives and to thus have more force in protests and proposals? We think that for many aspects we can turn towards Zapatismo in Chiapas. With all its weaknesses and shortcomings, from its own historical and recent and ancestral cosmovision, we can consider that in those regions of the Mexican Southeast, a constructive and alternative social order called "autonomy" is truly developing. This order proposes a scheme of social and production relations with neo-liberal capitalism in many different aspects, and seeks to construct spaces of social equalization and greater humanization in great measure. It has been an action between non-cooperation and civil disobedience, carried out from a central nonviolent strategy: to exert authority in a territory, paying attention to the fact that it is already liberated. That is, making something a reality that even official legal order does not yet authorize, exerting their own power and corporeal and social autonomy without asking permission.
It does not deal, however, with one State within another, as the government has tried so often to confuse the population by claiming, but rather with one principle of social order within another. Neither does it deal with a new order which excludes the previous one, nor does it contradict public laws, but rather complements them. In a recent press release regarding their Videos, they state: "If the country collapses, autonomy collapses with it."
This autonomy breaks the dominant heteronomy in the social order, and has real points of reference at least in the political field with Good Government Councils, in the educational and health fields with specific Boards, and also in the nutritional and productive fields. Cultural construction runs from the individual to the social. For example, in the Good Government Councils every month the authorities change, in something that could seem at the least chaotic, but in reality obliges a great individual and collective flexibility, avoiding situations of abuse of power or situations in which the doctrine of "leading by obeying" is not respected. This horizontal rotation allows anyone who knows how to listen and reach agreements to temporarily exert public and political power, acquire experience and develop organizational and community authority capacities.
In Chiapas a duality of power or parallel power has been created like this. The Zapatistas teach us with their practice, just as the Gandhian model did, that autonomy, non- cooperation and civil disobedience are united as a single body, although they are not the same. Human history does not provide many examples of this type of alternative experience to the dominant social order, and even less in such vast territories and populations. In the recent past, Gandhi, Mandela and Rugova (Kosovo) have carried out some experiments and centered much of their struggle on the construction of bodies, minds and social structures with autonomy and self dignity, faced with which their adversaries could no longer dominate.

Glossary
Zapatismo: Mayan Indian social movement in Chiapas, Mexico, which emerged with an armed uprising on the first of January 1994. Its strength, to this day, has been its capacity for civil resistance, indigenous community organisation, mutual solidarity with wider civil societies and the accumulation of a permanent moral strength.
Autonomy: name that the Zapatista communities of Chiapas give to their system of political, economic, cultural and social organization.
Chiapas: state of south-eastern Mexico, with an area of 75635 square kilometres, a population of 3,211,000 persons, of whom 76% speak indigenous Mayan languages. Most of the population live in conditions of extreme poverty within a territory highly rich in natural resources such as water and oil.
Moral reserve: is a material and moral strength constituted by many people from a range of social classes, who decide to make public their expression of protest in the face of an inhuman act which they are not prepared to tolerate.
Nonviolence: a tradition of social struggle and a way of life which embodies a culture, in the words of Gandhi "as old as the hills", which is in search of social justice, not through the use of violence to destroy an adversary, but through seeking to positively transform him by exerting social, moral and material pressures, expressed through bodies that search "truth".
Civil resistance: form of struggle, nonviolent or otherwise, by civil society against an inhuman order from an authority.
Moral arms: according to Dr. Juan Carlos Marin "moral arms provide material strength…they act above all on human bodies".
Political judo and jujitsu: analytical term of nonviolent struggle used by Gene Sharp, to demonstrate the possibility of using the force manifest in the actions of an adversary, against him.
Armed peace: the conception perhaps most frequently present throughout human history, based on the idea that to achieve peace, it is necessary to be "prepared for war", or that the price of peace is the permanent use of material violence against actual or potential adversaries.
Duality of power: this social organization is present when there exist in a territory two different political authorities at the same time.

Bibliography
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Asociación Latinoamericana de Sociología (1999). Final Statement of the 22nd Conference of the Latin American Sociology Society. Concepción, Chile. [A document that speaks of the call to "disobey all inhumane orders"]
Canetti, Elías (1997). Masa y poder. 496 pp. Madrid, España: Alianza. [This studies the mechanisms which drive mass populations and persons to obey orders]
Espacio de Reflexión y Acción Conjunta sobre Militarización (1999). El proceso de guerra en México 1994-1999: militarización y costo humano. 120 pp. México. [This is a study of social conflicts in México]
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1994). La palabra de los armados de verdad y fuego. 280 pp. México: Fuenteovejuna. [Documents of the Ejército Zapatista de Liberación Nacional-EZLN]
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Gandhi, Mohandas (2002). Hind Swaraj. And other writings. (ed. Anthony Parel), 208 pp. New York, USA: Cambridge University Press. (A document by Gandhi about how to organize a Hindu independent way of life]
Lorenz, Konrad (1994). La agresividad: ese pretendido mal. 342 pp. México: Siglo XXI Editores. [This is a study of aggression and violence in our human species]
Marín, Juan Carlos (1995). Conversaciones sobre el poder. (Una experiencia colectiva). 200 pp. Buenos Aires, Argentina: Universidad de Buenos Aires- PICASO. [This long conversation of PICASO with Dr. Marín presents approaches to the study of power and moral "weapons"]
Marín, Juan Carlos (2000). Conversaciones colectivas. Cuernavaca, México. [This conversation with Dr. Marín speaks of the history of the relationship between being a soldier and a citizen]
Milgram, Stanley (1980). Obediencia a la autoridad. Un punto de vista experimental. 208 pp. Bilbao, España: Desclée de Brouwer. [This is a research on the blind obedience to authority, as an attempt to understand the mechanisms for the genocide conducted by the Nazi regime]
Randle, Michael (1994). Resistencia civil. La ciudadanía ante las arbitrariedades de los gobiernos. 262 pp. Barcelona, España: Paidós, [This presents studies and theories about a variety of current experiences of civil resistance]
Sharp, Gene (1984). The Politics of Nonviolent Action. Vol. 1-3, Boston, USA: Porter Sargent Publisher. [This three volumes series is a study of nonviolent mechanisms and principles for social struggle, and describes 198 different historical nonviolent ways of action]

Biographical Sketch
Pietro Ameglio Patella was born in Uruguay in 1957, and became a Mexican citizen in 1997. He completed his studies in History at the National Autonomous University of México (UNAM) and a Masters in Contemporary History in the Autonomous University of Morelos (UAEM). In 1987 he was one of the founders, with base ecclesial and ecumenical communities as well as Gandhian groups, of the Peace and Justice Service (SERPAJ) in México, a Latin American organization present in ten countries that works principally with poor communities to promote nonviolent culture and struggle, human rights and peace education. He is the founder and member of the Gandhian Collective "Thinking in a Loud Voice" (SERPAJ-PICASO), that combines nonviolent direct action and research with data bases about social conflicts and militarization processes in México (developed by Dr. Juan Carlos Marín of the University of Buenos Aires, Argentine). He is also founder of the alternatve peace education school and workshop "Walking Together: Father Donald Hessler and Ann Choi Wolmar" (1991) in Cuernavaca, where children who live or work in the streets build community solidarity and study to create more human alternatives for their future lives.
He has had a broad range of experience in practicing active nonviolence that include direct actions in Bosnia with "Mir Sada" (1993) and in Chiapas war zones (1994-2006) with human rights denunciations, peace camps, peace belts, solidarity caravans, and other direct actions. He participated in the national ecological civil resistance struggle for saving the Casino de la Selva in Cuernavaca against Costco (2001-2004), and as a result was arrested and incarcerated as a "prisoner of conscience". He works in peace with the autonomous territories of Chiapas, collaborating with the local indigenous educational promoters to develop a curriculum to include subjects about their cultural and artistic expressions as well as their history of social struggle to be taught within the autonomous school system. He also has been a popular educator in poor neighborhoods of Cuernavaca with adults, young people and children.
Currently he serves as Director of the Humanities Department in the Christian Brothers University of Cuernavaca, coordinating academic, cultural and social volunteer activities. He is the author of several articles on history, peace, conflict resolution and non-violence published in various books. He also often writes for local and national newspapers and reviews. In 1991 he was one of the founders and continues to write for the ecumenical and nonviolent review, "Ixtus. Spirit and culture". He frequently public lectures, courses and workshops in México and other countries (Equator, Guatemala and Spain) on nonviolence, peace education and pedagogical constructivism. He is the author the book "Gandhi and civil disobedience. México today", published in 2002.

Enlaces recomendados

Enlace a la Biblioteca Digitalizada del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales (CECSo)
http://www.cecso.org/wp/

EnlaceZapatista es la Bitácora en línea de la Comisión VI del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/

Otros enlaces "zapateros".
http://www.ezln.org.mx
http://www.revistarebeldia.org
http://www.radiozapatista.org

Colectivo Gandhiano "Pensar en Voz Alta" SerPaJ-México PICaSo.
http://www.pensarenvozalta.org/

Mapas de todo el mundo. Se pueden encontrar mapas de distribución de la pobreza/riqueza, muertes violentas, guerras, deslplazamientos de población, huelgas y sindicatos...
http://www.sasi.group.shef.ac.uk/worldmapper/index.html


Albert Einstein Institution / Gene Sharp.
http://www.aeinstein.org

Conocer y enfrentar lo inhumano

Durante las 5tas. Jornadas de Sociología organizadas por la Carrera de Sociología (UBA) el Programa de Investigaciones sobre Cambio Social difundió el siguiente material:

CONOCER Y ENFRENTAR LO INHUMANO.
LA DESOBEDIENCIA DEBIDA EN ACCIÓN.


“Expresamos por unanimidad que, en el ejercicio ético de nuestra profesión, los científicos sociales no pueden limitarse a la realización de un diagnóstico de sus sociedades, sin conocer y enfrentar las múltiples dimensiones en que se ejerce de manera inhumana y arbitraria el monopolio legal de la violencia en nuestro continente.

Postulamos así la urgencia de colaborar en la construcción de un juicio moral que haga posible la ruptura con las formas de obediencia acrítica a la autoridad, haciendo observable y promoviendo la desobediencia debida a toda orden de inhumanidad.”

Declaración Final (Aprobada en Asamblea) del XXII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Concepción, Chile. Octubre de 1999.

Las Vª Jornadas de la Carrera de Sociología de la UBA transcurren en el contexto de una crisis social y política del país que sumerge a más de la mitad de la población en condiciones infrahumanas de vida. Crisis que involucra también a la Universidad Pública, que padece el deterioro progresivo de los recursos humanos y materiales necesarios para hacer frente a la demanda de educación.

Hace ocho años, durante la Iª Jornadas de la Carrera de Sociología en 1994, reflexionando al respecto, el PICaSo señalaba:

“A lo largo de las tres últimas décadas, un conjunto secuencial de dictaduras militares, expresando el sentir y las necesidades de los sectores dominantes más reaccionarios del país, intentaron destruir de raíz la vida académica de nuestra Carrera de Sociología.

En más de una ocasión pareció que lo lograban definitivamente: la última dictadura genocida dio muestras plenas de esa determinación por hacer desaparecer los modos de hacer y conocer la realidad social que incomodaba a su política autoritaria.

Pero una vez más, estudiantes y profesores con su obstinación lo impidieron. Y lo hicieron con una determinación semejante a la de quienes, a fines de la década del cincuenta, habían creado condiciones fundacionales de la Carrera de Sociología instaurando una práctica científica dirigida a la construcción y difusión de un conocimiento crítico de nuestra realidad social...

El Programa de Investigaciones sobre Cambio Social se solidariza con todos aquellos que, durante los últimos años, se comprometieron con la recuperación de la enseñanza de Sociología en la Universidad de Buenos Aires procurando instalar la trayectoria docente de trabajo académico y científico en el campo general de las Ciencias Sociales y de la Sociología en particular.

Desde sus inicios, y a lo largo de estos treinta y seis años, la historia de la carrera de Sociología ha estado estrechamente vinculada a un conjunto de luchas originadas en la disconformidad moral con lo que de injusto e inhumano expresaba y mantenía el orden social. Estas luchas han sido ejercidas desde diferentes orientaciones políticas e intelectuales...

El futuro de la construcción de un conocimiento crítico en ciencias sociales, enraizado en la desobediencia debida ante lo que de injusto e inhumano expresa el orden social, no nos está garantizado. Depende de la argucia de nuestras armas intelectuales y morales ”


Frente a la exclusión económica y política, al maltrato personal, a las formas elitistas, autoritarias e ilegítimas de ejercicio del poder en la Facultad, el movimiento estudiantil ha desobedecido, ha iniciado un proceso de autonomización.

Los estudiantes de Sociología luchan una vez más -como en el momento fundacional de la carrera en el ’58 y como en las respuestas a las sucesivas dictaduras militares posteriores- por democratizar la vida política y social al interior y al exterior de la Facultad, contra las formas autoritarias, fascistas y/ o excluyentes que asume la vida política del país en todos sus ámbitos.

Esta lucha democrática se ha expresado en la elección directa del director de nuestra Carrera bajo el lema “una persona/un voto”.

PICaSo comparte la decisión de confrontar un modelo de autogobierno universitario anacrónico, que se ha convertido en un instrumento monopolizado para la corrupción excluyente y elitista. Las banderas de transformación universitaria de la Reforma del ’18, levantadas en su momento como un acto de rebeldía estudiantil en el conjunto de América Latina, deben ser actualizadas a la luz de la historia del siglo XXI.

Nuestro Programa celebra la creatividad y sensibilidad actual de los estudiantes frente a la arbitrariedad del poder y al mismo tiempo valoriza la reflexión y revisión permanente de las decisiones tomadas, la necesaria búsqueda de discusión y consenso sobre los instrumentos más idóneos para llevar adelante su lucha, sin atarse a dogmatismos ni sectarismos de ninguna clase, como modo democrático de respetar y convertir en formas de acción la construcción de la voluntad general de la comunidad sociológica.

Una Carrera y una Facultad que proclamen la defensa sostenida de la democracia, tienen que acompañar activamente el proceso de igualación de los derechos de representación y sacudir a los que se mantienen en la modorra de una comunidad académica “adormecida” y sobrepasada por la vertiginosidad de acontecimientos que la dejan ciega, sorda y muda en su triste y limitado papel de “vigilantes y protectores de la normativa” de la realidad social y de nuestra Facultad en particular.

A la luz de los procesos históricos en curso, el PICaSo considera que las convicciones iniciales de la fundación de la Carrera de Sociología se actualizan más que nunca. Creemos que Sociología debe, ante el resto de la sociedad, preservar el espacio de la autonomía universitaria –democrática, pública y laica- como formador de un reservorio activo de fuerza intelectual y moral, fundado en el conocimiento riguroso de cómo realizar la desobediencia debida a los modos inhumanos de producir y preservar el actual orden social. Como también decíamos en 1994:

“La construcción de conocimiento radical en el marco de la recuperación de la enseñanza de la Sociología supone vencer el desarme intelectual que han pretendido las dictaduras de turno, militares o civiles de las clases dominantes...

El intento de construir un orden de lo político, a partir del desconocimiento del orden de lo social corre el riesgo de que su empresa pueda ser la resultante de un orden que se desconoce pero que, quizás, expresa y ayuda a prolongar. Dar por descontado un conocimiento de la manera en que se constituye el orden de lo Social ha sido fuente no sólo de errores en la reflexión sino de catástrofes en la realidad.”

Hablamos de un conocimiento que posibilite delinear cursos concretos de acción en la lucha social para la generación de condiciones crecientemente igualitarias y democráticas.

Lograr que la política universitaria de la Carrera y de la Universidad sean consecuentes en los hechos con lo que proclama reiteradamente en los discursos: para ello debe invertir prioritariamente recursos humanos y materiales para viabilizar la articulación entre investigación y docencia desde el inicio de los primeros años de la formación de sus estudiantes, para que conozcan las necesidades más urgentes del conjunto de la sociedad desde la perspectiva de los más reprimidos, excluídos y socialmente explotados.

Quiere decir que la Carrera debe comenzar a fortalecerse académicamente, combatiendo el desarme intelectual que aún se expresa tanto en sus programas de estudio, como en su aislamiento cultural y científico del resto de las ciencias sociales -historia, economía, filosofía, psicología, antropología- disciplinas con las que conformaba una única y amplia Facultad en sus orígenes y con las que debe interactuar necesariamente en el proceso reflexivo. Fragmentación y compartamentalización “sabiamente” construidas por los procesos dictatoriales, que la recuperación institucional de la vida del país no pudo, todavía, revertir.

Los estudiantes de Sociología no son los únicos que hoy confrontan la arbitrariedad del poder. Al compás de la desestructuración de relaciones sociales producto de la lucha entre fracciones capitalistas, se produce un proceso de autonomización de distintas fracciones sociales, que buscan embrionaria y originalmente formas instrumentales para desarrollar su poder de acción. Nos referimos a los procesos de ocupación/ tomas de fábricas y autogestión obrera; a los movimientos piqueteros de desocupados de heterogénea identidad política; a las asambleas barriales y distintas formas de resolución y organización barrial como comedores populares, centros culturales; a los movimientos ciudadanos y organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil que se movilizan, etc.

La autonomización en la lucha expresa la capacidad de creación original que están demostrando estos sujetos sociales de desembarazarse de ciertas formas concretas de opresión inherentes al capitalismo, constituyendo espacios de innovación política y social.

Pero así como este proceso de autonomización no puede generarse sin confrontarse y protegerse de la arbitrariedad del poder, tampoco puede profundizarse si se produce aisladamente, sin la cooperación solidaria de muchos, crecientemente iguales. De allí la importancia de tomar conciencia de la necesidad de encontrar un modo de organizar la direccionalidad política con capacidad de sumar y articular el creciente avance de las diversas identidades sociales en lucha.

El momento crítico actual le ofrece también a los científicos sociales la oportunidad de autonomizarse del encierro y enclaustramiento en la normativa de un orden social perverso, para constituirse como una comunidad científica y militante de la desobediencia debida a toda orden de inhumanidad.


Programa de Investigaciones sobre Cambio Social (P.I.Ca.So.)
Carrera de Sociología - Instituto de Investigaciones Gino Germani
Facultad de Ciencias Sociales – UBA

Noviembre de 2002.