martes, 31 de julio de 2007

Una lucha democrática

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La permanente lucha por la autonomía

 

La gravedad de la situación que están viviendo casi todas las comunidades universitarias de carácter pública/estatales exige un esfuerzo fundado en un conocimiento, racional y riguroso, acerca del origen y el desenvolvimiento de su crisis. Esto último no es excluyente de instalar también la diversidad de las opiniones presentes en la comunidad universitaria, pero ellas -las notas periodísticas y las opiniones- deben realizarse fundadas en el esfuerzo previo -o al menos compartido- de hacer presente la descripción objetiva de un proceso que en absoluto es ajeno a las razones y las formas del profundo y generalizado malestar social que aún hoy vivimos en nuestro país.

Las razones actuales -del malestar social en las universidades- tienen raíz en una historia que se nos hace presente de manera maniquea y confusa no solo en sus interpretaciones sino también en las identidades reales que dicen expresarlas.

Un ejemplo de confusión, no deseable, es la referencia a la legitimidad, o no, de la lucha permanente por la autonomía universitaria, sin aclarar cuál es y han sido los contenidos de dicha lucha. Ella solo es inteligible si se explica con claridad acerca de cuál es la heteronomía -de turno- de la cual esas luchas buscan liberarse.

La lucha de los universitarios por la autonomía, como expresión legítima de la lucha democrática, siempre lo ha sido en confrontación a heteronomías autoritarias y arbitrarias, de carácter totalitarias y corruptas. Y es importante aclarar que el modo y contenido, de esas heteronomías, no han estado reducidas solo en el encierro de las universidades sino que -por el contrario- han sido la expresión y la continuidad –en las universidades- del orden político social de las clases dominantes. ¿Cómo no hacer referencia a la arbitrariedad y corrupción que los dos partidos políticos tradicionales -el radicalismo y el peronismo- han ejercido y aún lo siguen ejerciendo mediante la monopolización del poder institucional de las universidades y de los organismos de planificación científica y técnica?

El malestar actual en la comunidad universitaria es muy intenso, la toma de conciencia acerca de sus modos y razones nos exige construir, compartir y hacer presente, un conocimiento y un rigor el cual aún no está presente. Y es cierto que ayudaría a crear las condiciones mínimas necesarias para lograrlo, colaborar todos en el ansiado proceso de producir una ruptura del monopolio expresado en la actual heteronomía que se ejerce en la dirección de las universidades, las cuales encubren y obstaculizan el conocimiento de los hechos que llevaron a la actual situación de crisis. Es tarea compleja, pero tarea de todos y no solo del conjunto de las comunidades universitarias.

En breve, en la Universidad de Buenos Aires, se realizará un nuevo esfuerzo para enfrentar su identidad estatutaria. Gran parte de lo que participarán, en dicho proceso, lo harán a partir de la exclusión de una parte sustantiva de los integrantes de la comunidad universitaria. Lo saben.

¿Tendrán la determinación y el valor moral de corregir –previamente- esa exclusión? Es humanamente deseable y no solo aconsejable si es que realmente quieren enfrentar y compartir salir de la crisis.    

 

Juan Carlos Marín, julio de 2007

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