sábado, 31 de marzo de 2007

Sugerencias teóricas y metodológicas

Textos de Jean Piaget y Karl Marx.

(página 226) "El individuo comienza mediante acciones irreversibles, que no pueden ser compuestas lógicamente entre sí y egocéntricas, es decir centralizadas en sí misma y en su resultado.

El pasaje de la acción a la operación supone, entonces, a nivel del individuo, una descentralización fundamental, que constituye una condición del agrupamiento operatorio y que consiste en ajustar las acciones unas a otras hasta poder componerlas en sistemas generales que se puedan aplicar a todas las transformaciones: estos sistemas, precisamente, son los que permiten conectar las operaciones de un individuo con las de los otros.

La lógica consiste en operaciones que proceden de la acción y si estas operaciones constituyen por su propia naturaleza sistemas de conjuntos o totalidades cuyos elementos son necesariamente solidarios unos de otros, estos “agrupamientos” operatorios expresarán, entonces, tanto los ajustes recíprocos e interindividuales de operaciones como las operaciones interiores del pensamiento de cada individuo.

Piaget reconoce cuatro tipo de estructuras correspondientes a etapas (¿estructuraciones?) en la formación individual (la subjetividad) (página 219)

Primero, y antes de la aparición del lenguaje:

Estructuras sensoriomotrices, que se originan en la organización refleja hereditaria y conducen a la construcción de esquemas prácticos tales como los del objeto, de los desplazamientos en el espacio vecino, etc.

Segundo, a partir del surgimiento del lenguaje y de la función simbólica en general (símbolos eidéticos, etc.) y hasta los 7 u 8 años (segundo período), las acciones efectivas del período precedente se acompañan con acciones ejecutadas mentalmente, es decir con acciones imaginadas, que tienen como objeto a las representación de las cosas y no ya sólo a los objetos materiales (exteriores). La forma superior de esta representación eidética es el pensamiento “intuitivo”, que entre los 4-5 y 7-8 años, logra evocar con figuraciones de conjunto relativamente precisas (seriaciones, correspondencias, etc.), aunque sólo a título de figuras y sin reversibilidad operatoria. Este pensamiento eidético o intuitivo realiza un equilibrio superior al de la inteligencia sensoriomotríz, ya que contempla a la acción mediante anticipaciones y reconstituciones representativas; pese a ello, si se lo compara con el de la etapa siguiente sigue siendo inestable e incompleto, ya que está ligado a evocaciones figurales sin reversibilidad propiamente dicha.

Tercer etapa de estructuración o la referencia a la tercera estructura.

Hacia los 7-8 años (tercer período) por el contrario, las acciones realizadas mentalmente, es decir los juicios intuitivos, logran un equilibrio estable, que corresponde al comienzo de las operaciones lógicas, pero bajo la forma de operaciones concretas. Este equilibrio se caracteriza por do nuevos aspectos que surgen simultáneamente (y a menudo con bastante brusquedad) como término final de las articulaciones representativas: la reversibilidad y la composición de conjunto en “agrupamientos” operatorios.

Un “agrupamiento” es un sistema de operaciones en el que se verifican las siguientes propiedades: el producto de dos operaciones del sistema sigue siendo una operación del sistema; cada operación importa una inversa; el producta de una operación directa y de su inversa equivale a una operación nula o idéntica; las operaciones elementales son asociativas y, por último, una operación compuesta consigo misma no se modifica por esta composición.

Cuarta etapa de estructuración.

Una vez construidos en el terreno concreto, estos agrupamientos operatorios, por último y sólo alrededor de los 11-12 años, pueden traducirse en proposiciones y dar lugar entonces (a partir de esta cuarta etapa) a una lógica de las proposiciones que vincula las operaciones concretas mediante nuevas operaciones de implicación o de exclusión entre operaciones y que constituye la lógica formal en el sentido corriente del término.

(a partir de la página 224) El concepto de “agrupamiento” operatorio:

En un nivel determinado, la forma precisa de los intercambios entre los individuos permite observar que estas interacciones están a su vez constituidas por acciones y que la cooperación consiste en un sistema de operaciones; de este modo, las actividades del sujeto cuando actúan unos sobre otros se reducen en realidad, a un sólo y único sistema de conjunto, en el que los aspectos social y lógico son inseparables, tanto en la forma como en el contenido.

El equilibrio (¿la equilibración?) de los intercambios

Comportan tres condiciones necesarias y suficientes.

La primera es la de que los individuos (x y x’) dispongan de una escala común de valores intelectuales a los que sea posible expresar mediante signos comunes unívocos.

En consecuencia, la escala común deberá comportar tres caracteres complementarios:

a) Un lenguaje, comparable con (como) lo que el sistema de signos monetarios fiduciarios representa en el caso del intercambio económico;

b) Un sistema de conceptos definidos, tanto si las definiciones de x y de x’ son totalmente convergentes como si divergen en parte, pero con la condición de que x y x’ posean una misma clave que les permita traducir los conceptos de uno de los interlocutores al sistema del otro;

c) Un cierto número de proposiciones fundamentales que pongan en relación estos conceptos, aceptados por convención y a los que x y x’ pueden referirse en caso de discusión.

La segunda condición es la igualdad general de los valores en juego. (Ver página 229).

La tercera condición necesaria de equilibrio es la actualización posible en todo momento de los valores virtuales de orden, es decir la posibilidad de recurrir constantemente a la validez anteriormente reconocida. Esta reversibilidad asume la siguiente forma (lógica)... (Ver página 229).

Aclaraciones

Un sistema de representaciones colectivas impuestas por coacción, de generación en generación, constituye un estado de “falso equilibrio” (tal como se dice en física en relación con los equilibrios aparentes originados por la viscosidad, etc.); la discusión libre bastará entonces para dislocarlo. Al no cumplirse la tercera condición, no constituye un estado de equilibrio verdadero o reversible. El estado de equilibrio está subordinado a una situación social de cooperación autónoma, basada en la igualdad y en la reciprocidad de los participantes y liberada tanto de la anomia característica del egocentrismo como de la heteronomía característica de la coacción.

La cooperación difiere esencialmente del simple intercambio espontáneo, es decir del “dejar hacer” tal como lo concebía el liberalismo clásico. El “libre intercambio” debe enfrentar continuamente dificultades originadas en el egocentrismo (individual, nacional, o que se origina en una polarización de la sociedad en clases sociales), o en las coacciones (originadas en las luchas entre las clases, etc.) si no media una disciplina que permite la coordinación de los puntos de vista mediante una regla de reciprocidad. La idea de cooperación contrapone a la pasividad del libre cambio la doble actividad de una descentralización, dado el egocentrismo intelectual y moral y una liberación dadas las condiciones sociales que este egocentrismo provoca o mantiene.

La cooperación en el plano de los intercambios concretos supone, de este modo, una continua conquista de los factores de automatización y de desequilibrio. En efecto, quien dice autonomía, por oposición a la anomia y a la heteronomía, también dice actividad disciplinada o auto disciplina, a igual distancia de la inercia o de la actividad forzada.
La cooperación supone un sistema de normas, a diferencia del así llamado libre cambio cuya libertad es ilusoria debido a la ausencia de tales normas. Y por ello, también, la verdadera cooperación es tan frágil y tan poco frecuente en un estado social en el que cuentan tanto los intereses como las sumisiones; de la misma forma en que la razón es tan frágil y tan rara en relación con las ilusiones subjetivas y el peso de las tradiciones.

El equilibrio de los intercambios caracterizados de este modo comporta entonces, esencialmente, un sistema de normas, por oposición a las simples regulaciones. Pero es entonces evidente que estas normas constituyen agrupamientos que coinciden con la propia lógica de las proposiciones, pese a que en su punto de partida no suponen esa lógica.

[de aquí en adelante página 230 hasta terminar el texto]

Sugerencias con relación a la concepción de K.Marx:

“La concepción marxista de un desarrollo de los hechos económicos orientado hacia un estado estable de equilibrio final revela por el contrario la existencia de las luchas y las oposiciones continuas; equivale, entonces, a concebir la histortia como una serie de desequilibrios más o menos profundos que preceden una equilibración ulterior: en este caso existe, efectivamente, una previsión de conjunto, pero imprevisibilidad del detalle a causa del desorden mismo que las interacciones componentes señalan, lo que equivale a afirmar la heterogeneidad actual de lo sincrónico y de lo diacrónico” (Piaget, página 185)

La descentralización –de la acción- como condición del agrupamiento operatorio tiene un isomorfismo con las condiciones de libertad de la “fuerza de trabajo” (formalmente libre en los dos sentidos que le imputa Marx) para lograr una división del trabajo (sistema de los conjuntos de operaciones) racional capitalista. Sería un buen ejemplo de los dos niveles de integración de la acción “individuo y sociedad”. Pero, no hay que olvidarse, que el camino histórico real que logra esa situación no es producto de una linealidad teleológica sino lo más parecido a lo que pensaba Max Weber, en el plano de la cultura (encajamientos complejos) y a lo que señaló Marx en el plano de la historia social (el efecto de la lucha de clases).

Contradicciones inmanentes de la formación social y equilibración inmanente de los procesos.

A su vez, debemos incorporar el tema de las “contradicciones inmanentes” en Marx (resumen que hice de las 24 proposiciones de Marx en el “Prólogo”) con el modo en que Piaget termina el texto de la “Explicación en Sociología” (ver “forma de equilibrio inmanente”).

24 proposiciones de Karl Marx en el "Prólogo" de Contribución a la crítica de la economía política.

1. "Para resolver las dudas que me asaltaban, emprendí un primer trabajo, la revisión crítica de la filosofía del derecho de Hegel, trabajo cuya introducción apareció en los Deutsch französische Jahrbücher editados en París en 1844.

2. Mi investigación me condujo a pensar que las relaciones jurídicas y las formas políticas no pueden ser comprendidas por sí mismas, ni pueden tampoco explicarse por el seudo desarrollo general del espíritu humano.

3. Esas relaciones y esas formas toman sus raíces en las condiciones de la vida material cuyo conjunto constituye lo que Hegel llama, con los ingleses y los franceses del siglo XVIII, la "sociedad civil".

4. En la economía política hay que buscar la anatomía de la sociedad civil. Continuaba en Bruselas el estudio de esta ciencia, que había comenzado en París, pero que debí interrumpir a causa de una orden de expulsión dada por M. Guizot.

5. El resultado general al cual llegué y que, una vez encontrado, me sirvió de hilo conductor de mis estudios, puede formularse brevemente de la siguiente manera: en la producción social de la vida, los hombres contraen ciertas relaciones independientes de su voluntad, necesarias, determinadas.

6. Estas relaciones de producción corresponden a cierto grado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

7. La totalidad de esas relaciones forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta una superestructura jurídica y política, y a la cual responden formas sociales y determinadas de conciencia.

8. El modo de producción de la vida material determina, de una manera general, el proceso social, político e intelectual de la vida. No es la conciencia del hombre lo que determina su existencia, sino su existencia social lo que determina su conciencia.

9. En cierto grado de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad están en contradicción con las relaciones de producción que entonces existen, o, en términos jurídicos, con las relaciones de propiedad en el seno de las cuales esas fuerzas productivas se habían movido hasta entonces.

10. Esas relaciones, que en otro tiempo constituían las formas de desarrollo de sus fuerzas productivas, se convierten en obstáculos para éstas.

11. Entonces nace una época de revolución social.

12. El cambio de la base económica mina más o menos rápidamente toda la superestructura.

13. Cuando se estudian esos trastornos, es preciso distinguir siempre entre la conmoción general que agita las condiciones económicas de la producción y que pueden comprobarse con exactitud científica, y la revolución que derriba las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas que sirven a los hombres para tener conciencia del conflicto y explicárselo.

14. Si es imposible juzgar a un individuo por la idea que de sí mismo tiene, no puede juzgarse semejante época de revolución por la conciencia que tiene de sí misma.

15. Es preciso explicar este conflicto por las contradicciones de la vida material, por el combate entre las fuerzas productivas de la sociedad y las relaciones de la producción.

16. Un estado social jamás muere antes que en él se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas que podía encerrar.

17. Nuevas relaciones de producción, superiores a las antiguas, no ocupan su lugar antes de que sus razones de ser materiales se hayan desarrollado en el seno de la vieja sociedad.

18. La humanidad jamás se plantea enigmas que no puede resolver; pues, considerando mejor las cosas, se notará que el enigma no es propuesto más que cuando las condiciones materiales de su solución existen ya o, al menos, se encuentran en curso de formación.

19. En tesis general, se pueden considerar los modos de producción asiática, antigua, feudal y burguesa, como las épocas progresivas de la formación económica de la sociedad.

20. Las relaciones de producción burguesas constituyen la última forma antagónica del proceso de producción de la sociedad.

21. Este antagonismo no significa un antagonismo individual.

22. Es un antagonismo que dimana de las condiciones de la vida social de los individuos.

23. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean al propio tiempo las condiciones materiales indispensables para resolver este antagonismo.

24. Con este estado social se cierra la prehistoria de la sociedad humana." *

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