sábado, 31 de marzo de 2007

Taller de Prácticas Introductorias al Trabajo de Investigación :: 2007

Nuestra propuesta de trabajo

I. Introducción

Conocido es, en la tradición histórica de la investigación social, el enorme esfuerzo investigativo a que dio lugar el proceso y los efectos de la llamada "segunda guerra mundial" en los países de mayor desarrollo académico de Norteamérica y de Europa.

Los estudios e investigaciones de carácter científico social acerca de los hechos vinculados al proceso genocida del nazismo en Alemania constituyó una resultante, una temática, que signó la producción y las estructuras conceptuales que instalarían una mirada hegemónica en la percepción y el desarrollo del conocimiento social; con un particular énfasis en la reflexión e investigación socio­lógica. Así lo fue y con una extensión determinante, durante la década del cuarenta\cincuenta, en la vida académica en América latina.

Pero el sentido de gran parte del conocimiento constituido, en ese período, no fue profundizado ni reproducido; es más, por el contrario, en su lugar se implementó un uso político del mismo que distorsionó su origen para asumir una generalidad y extensión deformante. Poco a poco fue frivolizado y soslayado, una verdadera laguna cultural se fue extendiendo hasta cubrir las raíces políticas históricas y sociales, que habían dado lugar a su creación; hasta lograr constituir las aguas que normalizarían y tornarían natural, para muchos, la institucionalización autoritaria y totalitaria del ordenamiento político imperante en las dictaduras militares de nuestro país y que dejaron sus huellas en mucho del orden institucional aún imperante.

En realidad, para la historia de la investigación sociológi­ca, el hecho no era original. Baste recordar las etapas y condi­ciones fundacionales de su desarrollo científico en Europa a partir de fines del siglo XIX; período dominado por profundas e intensas confrontaciones sociales y políticas que incidieron y conformaron gran parte de las estructuras conceptuales considera­das primarias en la teoría sociológica, cualesquiera fuera su sesgo específico.

Que la historia de la investigación sociológica está, en gran medida, determinada por las condiciones de existencia de su objeto es una hipótesis central del propio conocimiento socioló­gico: determinar de qué manera sucede, así como sus consecuen­cias, ha sido siempre un desafío que sólo la investigación científica puede colaborar y ayudar a responder.

Ahora bien, nos interesa colaborar en la empresa de retomar una tradición científica en el trabajo investigativo de la universi­dad; y, al mismo tiempo, no soslayar las condiciones culturales, políticas y sociales de su ejercicio. Por el contra­rio, conside­ramos que dichas condiciones nos señalan e imponen la gravedad de su realidad como un desafío que involucra, directa­mente, al conjunto de la sociedad nacional.

II: La agresión.

Una aproximación exploratoria ha sido orientar nuestros trabajos en la temática del "castigo"; buscando con ello una aproximación ejemplar y emblemática, en el ámbito de lo que es considerado convencionalmen­te "vida cotidiana".

Así lo hicimos, no sólo para retomar un inicio clásico -en el campo de la sociología-, sino también como manera de reto­mar y actualizar una dramática sugerencia en su carácter de hipó­tesis de trabajo:

Las "personificaciones" sociales más normalizadas encierran y expresan en su desenvolvimiento "modos producti­vos" de lo social que legitiman el uso de la coerción física en la construcción y defensa del orden normativo.

Como por ejemplo, en nuestro país, en su pasado inmediato, el uso de un "terror" triunfante, como antesala de un reordenamiento y fundación normativa en el ámbito del orden de lo político. Nos preocupa, tememos sus consecuencias, sobre todo cuando se han creado las condiciones de una "natural" inobservabilidad del modo en que sus efectos actúan en las actuales circunstancias.

En realidad, la sociedad careció de las condiciones para realizar una toma de conciencia de lo sucedido; se transitó un período –y aún hoy- en que "conocer lo sucedido" expresa una manera de prolongar las confrontaciones políticas del período anterior.

Una vez más y con dramatismo la articulación del conocimien­to y el poder, en el campo de los procesos políticos y sociales, se mostraron rígidamente ligados; su posibilidad de escisión, para el desarrollo autónomo del conocimiento riguroso de los hechos, requere de una fuerza histórico social de mayor enverga­dura moral y material.

Por otra parte, el conocimiento del "terror" ocurrido ha sido fragmentariamente establecido subordinándolo y formando parte de un trata­miento judicial. Proceso original y de enorme amplitud; su conocimiento fue inicialmente ritualizado en imágenes televisivas carentes del sonido, “sin palabras”, encubriendo y encerrando su contenido discursivo en el ámbito del secreto sumarial.

Consideramos que importa avanzar en otra dirección al conjun­to de la sociedad. Tarea compleja y quizás excesivamente ambiciosa. Nuestra proposición investigativa intenta insertarse con recursos humildes en dicha empresa.

Pero estimamos que su abordaje debe intentar, al menos, intro­ducirse teniendo presente desde nuestra experiencia investigativa anterior una aproximación a lo que conside­ra­mos central: en el modo en que se realizan los procesos sociales expresan y realizan formas de confrontación.

III. La construcción del orden social.

Consideramos que es con relación a las presunciones, acerca del modo en que se producen los hechos sociales, que es necesario interrogarse.

Recordemos que las etapas preliminares y fundacionales del desenvolvimiento del conocimiento socioló­gico fueron dependiente o al menos contra­partida, por implicación, de las atribuciones y de la concepción que se asumiera acerca del ámbito de lo "social". Su historia está abierta a polémicas científicas que nunca llegaron a consolidar su cierre; situación quizás afortunada para el desarrollo y prolongación de la inves­tigación social.

Es necesario abandonar una imagen de presupuesto acrítico de lo social, admitir la necesidad de desplazar las respuestas acerca del "por qué" o el "para qué" y emplazar, en su lugar, la necesidad de instalar la pregunta acerca del “cómo sucede”; y, en consecuencia, reconocer en dónde anida el carácter real y sustantivo de nuestras ignorancias respecto a ciertos procesos "sociales".

Por otra parte, recordemos que el conocimiento sociológico avanzó -al igual que lo sucedido en el conjunto del conocimiento científico- logrando y construyendo nuevos observables. Lo cual fue fruto, entre otras cosas, de la capacidad de generar técnicas y métodos que permitieron enfrentar las condiciones que obstaculizaban su desenvolvimiento.

“Ver más” significa probablemente, la mayoría de las veces, ver diferente a las maneras convencionales y dominantes, señalando diferencias entre otras cosas: enfrentando los presupuestos teóri­cos que de manera imperceptible se han constituido en verdaderos obstáculos epistémicos al ejercicio de la investigación.

IV. Los obstáculos al conocimiento.

En la búsqueda de un ordenamiento de los hechos políticos es plausible reconocer que la tendencia dominante y frecuente con que se intenta construir esos órdenes políticos es una resultante a partir de presupuestos quizás falaces acerca del cómo se produce el orden de lo social. En esos casos, el orden buscado de lo político es propuesto como una alterna­tiva de reforzar o confrontar y corregir los efectos de un orden social que se desea, o no, prolongar. Pero recordemos que dar por descontado un conocimiento cierto de la manera en que se constituye el ámbito de lo social ha sido fuente no sólo de errores en la reflexión sino de catástrofes en la realidad.

El carácter social que se le atribuye, luego, en la mayoría de los casos, a esos hechos llamados "catastróficos", no trascienden el terreno especulativo y discursivo de los estados de ánimos a que han dado lugar. Para finalmente quedar esos hechos encasillados en una suerte de localización conceptual nominalis­ta y triunfalista; desde la perspectiva preexistente de cada uno de los bandos en pugna. Prolongando, de esa manera, una confrontación ciega sin saberlo ni, mucho menos, admitirlo.

Sospechamos y pensamos que no se trata de un problema de falta de información sino de un “obstáculo”, rechazo encubierto, a aceptar como formando parte constituyente del proceso social el ámbito de la "agresión". Al extremo, que toda referencia a esa realidad es de alguna u otra manera objeto de un desplazamiento del conocimiento acerca del ¿cómo sucede? y que en su lugar sólo recibe, según las circunstancias, una valoración y condenación moral.

El intento de construir un orden político, a partir del desconocimiento del proceso constituyente del ordenamiento social, corre el riesgo -sin llegar a comprender- que su empresa puede ser la resultante de un orden que se desconoce pero que, quizás, lo exprese y ayude a prolongarlo. Quizás se comprenda con más claridad, a partir de este momento, por qué comenzamos nuestra presentación haciendo referencia a lo que considerábamos un punto de partida necesario de valorizar y tener presente al considerar este programa de investigación: la valoración del trabajo de investigación básica en la investigación sociológica.

V. Nuestra alternativa.

Consideramos que la temática acerca del cómo se produce el ámbito social debe ser enfrentada a partir de la implementación de estudios de base en los que su abordaje esté sólidamente articulado con un conjunto de observaciones y registros preliminares. Organizados alrededor de lo que, en inicio, consideramos primariamente un operador metodológico, con sus correspondientes implicancias teóricas:

Los llamados tradicional y convencionalmente procesos de "socialización", con sus resultantes en el campo de la "indivi­dualiza­ción", constituyen un conjunto de referen­cias a hechos sociales los cuales pueden ser estudiados como enfrentamientos sociales, constituyen:

1. situaciones en las que se utiliza la "agresión" como un instrumento determinante y dominante de las relaciones sociales que se establecen;

2. el uso de la "agresión" no tiene un carácter errático individual sino que sigue determinados ordenamientos;

3. teniendo como resultante la construcción de individualidades sociales, "personificaciones", las cuales están en correspondencia con el ejercicio de las diferentes formas de utilización de la "agresión";

4. dichas identidades están vinculadas a conjuntos sociales mayores en las formas de articulación y utilización instrumental de la "agresión";

5. los llamados "sistemas normativos" constituyen expresiones "tácticas" de órdenes estratégicos en la producción del orden de lo social.

Se trata, en definitiva, de retomar lo que en repetidas ocasio­nes han sido esfuerzos considerables para introducirse y avanzar en el conocimiento de las formas de "agresión" humanas; planteán­donos en qué medida ellas constituyen la resultante de un estadio, o un obstáculo en la evolución del orden de lo social; o un operador inexcusable del ordena­miento social. Pero interesa además, captar el carácter de operador social del mismo así como conocer si está dotada de una vección resultante de carácter sistémico.

Desde esta perspectiva es que hemos localizado al programa de investigación como congruente de un esfuerzo de investigación de base en el terreno de la sociología; por supuesto, no nos es difícil prever que su camino nos obligará a ser dependientes crecientemente de un esfuerzo de carácter transdisciplinario. Difícilmente el trabajo sociológico podría plantearse, con sus únicas fuerzas, tamaña empresa pero, inversamente, difícilmente en estos momentos se pueda soslayar la necesidad de comen­zar a iniciar dicha empresa.

La sugerencia de introducirnos hacia el campo de la acción social enfatizando la presencia y el orden de la "agresión" en los sistemas normativos dominantes no presupone, en nosotros, el abandono de la temática de la implicación y causalidad del orden de lo social a partir de "la construcción de las condiciones materiales de existencia". Por el contrario: intentamos investigar y conocer el orden de lo social a partir de dichos presupuestos teóricos generales. Quizás, como manera de avanzar en la inteligibilidad de la ligazón que se produce, en las sociedades, en el enfrentamiento y transformación de las condiciones naturales y humanas.

En verdad, creemos que el "sistema normativo" implica un campo tecnológico de diferentes y complejos niveles de realidad social; si bien su carácter instrumental no agota, ni constriñe en él, al conjunto de las acciones sociales determinantes del orden de lo social. Pero, dicho sistema normativo, crea y mantiene las condicio­nes fundamentales de la territorialidad social a partir de la cual es posible, en una sociedad, el ejercicio y mantenimiento de una heteronomía impune y despótica. Con la tendencia y capacidad de sistematizar concentrando y centralizando la acumulación de la capacidad instrumental del uso de la agresión. Como resultante de lo cual se reprodu­ce, en forma ampliada, el proceso de desigualdad social entre los individuos con relación a su participación en los procesos de génesis normativa.

Esta heteronomía excluyente y despótica, tiene una correspondencia y articulación compleja con el desarrollo de un doble proceso mediante el cual la especificidad de su orden normativo buscará construir dos identidades sociales, la personificación de dos individualidades:

Unos, moral y materialmente armados para ejercer “la agresión"; y otros, en cambio, moral y materialmente desarmados e impotentes ante la agresión.

Hasta aquí una síntesis de las proposiciones que orientan nuestro Programa de Investigación.

P.I.Ca.So.

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