lunes, 2 de abril de 2007

La doble Alianza

Autores:[*]

Juan Carlos Marín, María Luisa Torregrosa, Karina Kloster y Jordi Vera.

Introducción

Difícilmente podríamos poner en duda el aumento de la producción a escala mundial, sin embargo, este se ha dado como resultado de un creciente empobrecimiento relativo a esa misma escala y a expensas de un desequilibrio ecológico que resulta peligroso por su irreversibilidad.

En este sentido, el reciente informe sobre la situación social en el mundo, realizado por las Naciones Unidas, destaca que pese al considerable crecimiento económico de muchas regiones, es alarmante el aumento de la desigualdad, tanto dentro como entre los países, cuyas consecuencias negativas no sólo repercuten en el ámbito del desempleo, la precariedad laboral y los salarios, sino que además desencadena como efecto una inestabilidad social a nivel mundial[†].

Al mismo tiempo, también se hacen cada vez más evidentes las consecuencias del deterioro medio ambiental ligado al aumento insostenible de la producción. El cambio climático, la desaparición de especies, la contaminación ambiental y el agotamiento de las reservas de combustibles fósiles son sólo algunos ejemplos de dicho deterioro[‡]. Por otra parte, el efecto que éste tiene sobre las condiciones de vida de la población y la producción son muy grandes, prueba de ello es el proceso de desertificación de algunas regiones del planeta y la inundación de otras[§].

Estos dos procesos no sólo están siendo analizados de manera separada y escindida, sino que a su vez la teoría que se ha generado para enfrentarlos prescinde de una explicación clara acerca de ellos.

De esta manera, la articulación del deterioro del orden natural -que produce desequilibrio ecológico- y del orden social –que produce pobreza, desigualdad y conflictos-, amenaza con una crisis de mayor envergadura. Ya comienzan a observarse los efectos negativos que produce esta articulación[**], y a pesar de esto, la magnitud e intensidad creciente de dicha articulación es actualmente un inobservado. El problema de que se constituya como un inobservado tiene que ver con que no produce los efectos de predictibilidad y previsión necesarios que permitan a los organismos más sustantivos de la planeación mundial hacer algo al respecto[††].

La imposibilidad de hacer observable las consecuencias de la presencia humana en el planeta, ha contribuido a reforzar su indefensión ante estos efectos a nivel mundial. Es altamente alarmante la incapacidad de evitar desastres humanos ante situaciones de sismos, inundaciones, terremotos, ciclones. A pesar de que la posibilidad de predecirlos es cada vez mayor, ello no ha traído consigo un cambio de conducta en las formas de urbanizar o implementar infraestructura material y humana para el manejo de riesgos.

Es en este contexto de indefensión humana causada por lo inobservado de la articulación de los procesos de desenvolvimiento de la naturaleza y de la creciente conflictividad del orden social que se instala nuestra problemática del agua.

Desde nuestra perspectiva, es conveniente aclarar que esta problemática se nos presenta como una cuestión dual, el acceso y su saneamiento. Es importante señalarlo porque si uno reconstruye la historia de cómo aparecen estos problemas en la humanidad vemos que su resolución responde, objetivamente, a procesos sociales cuyas identidades son muy diversas. Los procesos reales que están articulados con el acceso al agua, su desalojo y saneamiento son diferentes, y no necesariamente están vinculados entre sí. La creciente articulación de estos elementos es reciente y está muy asociada al proceso de urbanización campo-ciudad a nivel mundial.

Ahora bien, ¿cómo encontramos que se enfrenta la resolución de esta problemática del agua en el mundo contemporáneo? ¿Qué es lo que observamos?

El problema del agua y las formas de enfrentarlo

Existen dos grandes tendencias que enfrentan la resolución del acceso del agua. Por un lado existe la tendencia de la política de los grandes Estados Nación a asumir las cuencas y su territorialidad como un problema de seguridad nacional. Esta determinación goza de un importante consenso, no necesariamente mayoritario, por parte de la ciudadanía que está dispuesta a legitimar su apropiación, incluso político militar, en este campo[‡‡]. Por otro lado, encontramos que a nivel de algunos organismos internacionales[§§] existe de forma embrionaria y errática, la intención de colaborar en la construcción de una ciudadanía de carácter más universalista. Desde esta perspectiva esta construcción ciudadana sería la única garantía de que el acceso al agua llegue a ser un derecho humano universal.

Si bien estos organismos logran proponer iniciativas y avances para instalar el tema del agua como derecho humano hasta ahora éstas han fracasado. Desde nuestra perspectiva, este fracaso se ha dado por no otorgar prioridad al problema de resolver la construcción de una voluntad de poder que sea capaz de crear las condiciones reales para implementar el derecho al agua. Ejemplo de ello lo constituye la imposibilidad de cumplir las Metas del Milenio a pesar del compromiso asumido por muchos países. Desde nuestra perspectiva, aquellos Estados que firmaron y se comprometieron en el cumplimiento de las Metas del Milenio presuponían que contaban con una voluntad política capaz de enfrentar esa determinación y hacerlas cumplir. Se comprometieron como miembros de un colectivo internacional, sin tener en cuenta que el nivel de Estado Nación no necesariamente posee una articulación en correspondencia para la implementación del tipo de acciones que exige el cumplimiento de estos acuerdos[***].

En el plano de nuestra reflexión estas dos alternativas –agua como recurso estratégico de los Estados Nación o agua como derecho humano- se nos presentan como mutuamente excluyentes. Sin embrago, en el plano de la realidad nos encontramos que esto pudiera expresarse como confrontaciones crecientemente dramáticas[†††]. Esto es así debido a que el modo de enfrentar esta problemática refiere, por un lado a la voluntad política operante que resuelve prioritariamente para una fracción social o nacional excluyendo sistemáticamente a otras; y por otro lado, a que las iniciativas de carácter local, regional e internacional logran resolver el acceso al agua y su saneamiento sólo de manera parcial y fragmentaria. Ahora bien, ¿de dónde pueden nacer las condiciones reales y objetivas para la emergencia de una voluntad de poder que asuma el agua como un patrimonio de la humanidad y en consecuencia construya la capacidad de realizar el derecho humano al agua?

El marco de las luchas por el agua

En la medida en que el agua es un recurso vital existe una lucha permanente de todo el orden social por resolver su acceso y saneamiento. En este sentido, el espectro de las luchas por el agua es ampliamente heterogéneo y abarca desde las políticas de los organismos financieros internacionales y las políticas estatales hasta las formas como los de abajo luchan por su resolución. Por supuesto que entre un extremo y otro existen resoluciones intermedias de todo tipo.

Estamos entendiendo por lucha del agua, con o sin enfrentamientos[‡‡‡], a todos los esfuerzos que en las sociedades se realizan para enfrentar la resolución del acceso y su saneamiento. En esta perspectiva, tenemos en términos genéricos, dos grupos de experiencias: aquellas que están ancladas en las determinaciones de las políticas financieras internacionales y estatales y aquellas de los que la resuelven “como pueden”, constreñidas a hacerlo a partir de sus propios recursos, aunque estos sean escasos, y sus eventuales redes solidarias.

Nos interesa enfatizar que por un lado encontramos una enorme acumulación de conocimiento y tecnología mientras que, en el otro extremo, observamos un reservorio excepcional de capacidades que nos muestran una voluntad de resolución original.

Por parte del primer grupo de experiencias no podemos negar que ha habido una gran inversión y una enorme cantidad de acciones que han permitido una excepcional acumulación de conocimiento tecnológico[§§§]. A pesar de esto, la incongruencia existente entre el esfuerzo financiero, el proceso político que se desencadena y el problema real que se manifiesta, ha impedido que estas acciones incidan fundamentalmente sobre la población que no tiene una relación estable y humana de acceso al agua. Por otra parte, se ha llegado a la conclusión de que la forma actual de enfrentar la resolución del problema -resolver el acceso al agua y el saneamiento de la población mundial que aun no lo tiene-, a partir de transferir mecánicamente la tecnología actual, requiere de una inversión de tal magnitud que los mismos organismos internacionales han reconocido imposible de financiar.

Por parte del segundo grupo existe una gran variedad de de experiencias desarrolladas por aquellos que, en condiciones de extrema pobreza, enfrentan la resolución del acceso al agua y el saneamiento con la profunda convicción de que sus luchas frontales por el agua constituyen un derecho humano, un patrimonio de la humanidad, y que estas son legitimas a pesar de que muchas veces transiten por el territorio de la ilegalidad. Estas experiencias están vinculadas a la presencia de un enorme reservorio de fuerza de trabajo en constante acción solidaria para resolver el acceso y mantenimiento saludable del recurso. Junto a esto, también observamos la existencia de un “nuevo” y desconocido conocimiento -o quizás la capacidad original y no convencional de crear conocimiento- para la resolución de estos problemas. De esta manera, en la territorialidad del conflicto por el agua encontramos una gran diversidad de acciones solidarias que logran enfrentar y construir resoluciones originales, de formas sociales relativamente exitosas. Sin embargo, la mayoría de estas experiencias no están observadas, registradas, y mucho menos analizadas o tenidas en cuenta.

La respuesta generalizada a la resolución de los problemas de los sectores más desfavorecidos, ha sido echar mano al financiamiento especulativo de la tecnología preexistente, y en el mejor de los casos intentar su adaptación. El peligro de que los paquetes tecnológicos se instalen o transfieran mecánicamente –ya sea de forma involuntaria o con intenciones mercantiles- tiene que ver con que en la práctica no resuelven el problema debido a que la transferencia tecnológica no construye las capacidades necesarias para una solución real del problema.

En este sentido, la inversión correspondiente a la transferencia / instrumentación de estas tecnologías parte del supuesto de que son tecnologías de capital intensivo, construidas y aplicadas en condiciones de privilegio, y soslaya los recursos más sustantivos como son el reservorio de trabajo existente y la enorme variedad de experiencias solidarias que expresan las formas de cooperación productiva construidas a partir de ese excedente de fuerza de trabajo.

Por lo tanto, al transferir tecnología, no se ha usado la capacidad que los ámbitos de generación de conocimiento y desarrollo tecnológico tienen para registrar, leer, conocer, y dar cuenta de estos procesos de resolución original que la población en condiciones de pobreza y sus redes solidarias han implementado. Estos espacios y experiencias pudieran ser la argamasa fundamental para la creación de conocimiento ya que cuentan con elementos favorables, como son un reservorio de fuerza de trabajo y de experiencias precarias acumuladas, en las cuales una pequeña vuelta de tuerca de conocimiento bastarían para que estas experiencias fueran campo de conocimiento excepcional de resoluciones socio-tecnológicas de acceso al agua y al saneamiento.

Estas experiencias exigen un conocimiento riguroso sobre todo a partir de quienes tienen la mayor capacidad acumulada para llevar a cabo esta tarea, los investigadores de las ciencias naturales y sociales.

No es suficiente contar con un consenso para construir las condiciones reales de acceso universal al agua y su saneamiento. Se debe además, enfrentar una gran variedad de obstáculos materiales y tecnológicos sobre todo en situaciones en las que las condiciones de construcción de conocimiento han estado monopolizadas y concentradas en satisfacer las demandas de los sectores privilegiados en detrimento de los sectores más pauperizados. ¿Es posible enfrentar estos obstáculos?

El estado del conocimiento: un monopolio

El conocimiento original y su aplicación se presentan, crecientemente, como un privilegio instalado en los centros de investigación de las grandes transnacionales o en los investigadores financiados por estos mismos consorcios en las universidades del mundo. Esta situación limita la posibilidad de hacer investigación de base en los ámbitos y experiencias que pueden y debieran ser analizados. No se conoce cómo utilizar el conocimiento para resolver las condiciones de pobreza que se generan; por ello, prácticamente no existe investigación tecnológica a partir de las condiciones objetivas más dominantes en el planeta –tremendamente desfavorable- de resolución de acceso al agua y saneamiento.

De esta manera, en la medida que la capacidad de conocimiento está socialmente restringida, el monopolio en la producción del conocimiento se nos presenta como un obstáculo. Este monopolio restringe los esfuerzos de resolución del problema a condiciones sociales y naturales aparente y únicamente más favorables. En este sentido la imposición de este conocimiento preexistente, tecnológicamente dominante, actúa como obstáculo debido a que produce incapacidad para observar lo que de original y favorable existe en las zonas más carenciadas y pauperizadas de la sociedad. Aunque somos conscientes que romper este monopolio es muy improbable en su inmediatez, creemos que una posible y deseable tarea seria que, en el territorio de las luchas por el acceso más igualitario al agua y al saneamiento, se vaya construyendo conocimiento en la dirección de intentar revertir las condiciones inhumanas de las zonas más pauperizadas. ¿Es posible construir este conocimiento?

Abriendo el monopolio de conocimiento

Es necesario transitar por varias etapas. En primer lugar, es preciso construir un conocimiento a partir de las condiciones reales naturales y sociales existentes, y de los procesos que los articulan[****]. Este es un conocimiento complejo que debe surgir de los elementos básicos operantes en las situaciones objetivas que permitan determinar cómo se da la resolución concreta a problemas específicos de esa realidad.[††††] Una vez que este conocimiento está construido aparece una segunda demanda, que es la construcción de tecnología adecuada, que tiene como prerrequisito no sólo las condiciones naturales sino también las condiciones sociales de su realización[‡‡‡‡].


El conocimiento es imprescindible para resolver dos aspectos, por un lado las exigencias tecnológicas específicas acordes a los poblamientos a los que va dirigido. Por otro lado, para instalar las precondiciones que ayuden a la toma de conciencia del proceso de cómo llegaron a la resolución de la problemática, tanto en los que desarrollaron las experiencias originales como en los que la analizan. Es en esta dirección que se colabora en la generación de una fuerza adicional cuyo carácter social contribuye a la formación de una voluntad de poder.


Aquellos investigadores capaces de construir este conocimiento pertinente se presentan, para los investigadores cautivos del monopolio de conocimiento, como una convocatoria ética fundada en la demanda ética a la integración del conocimiento científico.


La nueva alianza

Los investigadores, de las ciencias naturales y sociales, están sometidos a un dilema insoslayable: responder a las urgencias contradictorias y muchas veces antagónicas que permanentemente ejercen sobre ellos las diferentes identidades sociales de la humanidad.


Es en el mandato ético que impone la necesaria integración de la investigación científica en donde quizás anide la determinación moral que nos permita comenzar a construir una fuerza social que nos posibilite abrir el monopolio del conocimiento.


Colaborar en la resolución de los problemas que actualmente desencadena el desenvolvimiento de todo el orden social sobre la totalidad creciente de la biomasa terrestre, nos exige construir una estrategia científica que demuestre ser capaz de articular humana y simultáneamente el enfrentamiento a los problemas que expresan dichos dilemas.


Una nueva alianza entre la humanidad y el resto de la naturaleza se nos impone como la única alternativa para evitar la irreversibilidad del aniquilamiento de nuestra identidad esencial como expresión de una biomasa[§§§§].

¿Es posible una nueva alianza?

Antes de responder, conviene aclarar enfáticamente que es imprescindible que así suceda, de lo contrario entraremos en un vértigo catastrófico. La capacidad humana de conocer y prever las causas de lo que hasta hace poco eran catástrofes sorpresivas ha evolucionado enormemente y con ello también ha quedado al descubierto que la indefensión humana crece para todos y no solo aumenta su mayor intensidad en los sectores más desposeídos[*****].

Los modos socialmente productivos en que se utilizan los recursos para enfrentarlas han demostrado ser crecientemente exiguos con relación a la magnitud de sus causas y de sus efectos. Un cambio cualitativo en el orden social acerca del enfoque de lo que se produce y de los modos de realizarlo se torna imprescindible. La capacidad productiva deberá crecer y cambiar cualitativamente si es que se quiere enfrentar exitosamente las tendencias dominantes cuyo entrecruzamiento ya nos han demostrado su capacidad destructiva.

Los recursos para enfrentar esa amenaza destructiva existen pero están socialmente divorciados el uno del otro. La capacidad de construir conocimiento original y apropiado y la capacidad de ejercer trabajo productivo, se nos presentan socialmente escindidos y encapsulados en dos formas e identidades sociales prácticamente antagónicas: desocupación y precariedad laboral en un extremo y monopolización privilegiada de la producción del conocimiento en el otro. Sin embargo tanto uno como otro de estos extremos sociales estarían en condiciones de contribuir de manera cualitativamente original y favorablemente si lograran articularse.

Los sectores más desposeídos, en donde anidan la mayor concentración de un enorme reservorio de fuerza de trabajo, han resuelto y construido una muy importante cultura de la sobrevivencia mediante sus luchas, muchas veces ilegales pero legítimamente humanas. Estas experiencias de creación de nuevas formas sociales de organizarse para enfrentar la sobrevivencia debieran ser estudiadas y conocidas por los investigadores; estas formas sociales constituyen formas de cooperación solidaria que aumentan la destreza, capacidad e intensidad de la fuerza social productiva de esas poblaciones. El estudio y conocimiento de estas formas solidarias nos alertan que ellas constituyen nuevas precondiciones socio productivas favorables. Tener presente estos procesos solidarios desencadenaría a su vez, una legítima convocatoria de los cientistas sociales al resto de la comunidad científica para sumarse al conocimiento de dichos procesos, fundada en la ética de la creación e integración del conocimiento. Esto permitiría construir nuevas y adecuadas alternativas tecnológicas para dotar del instrumental posible de ser realizado a partir de las condiciones naturales de esas formas sociales alternativas fundadas en la solidaridad de ese enorme y creciente reservorio de fuerza de trabajo.[†††††]


La formación de una voluntad de poder


¿De dónde puede nacer y desencadenarse una voluntad de poder que contribuya a la formación de la nueva alianza?


La articulación entre quienes expresan la crisis del monopolio de una estructura científica del conocimiento y de la fuerza social preexistente en la sociedad capaz de usar y aplicar ese conocimiento, es lo que permitiría lograr un salto cualitativo que produzca una voluntad de poder solidaria capaz de enfrentar la problemática y la generalización de estos procesos para la resolución del acceso al agua y el saneamiento para todos y en la consecución del agua como patrimonio de la humanidad.


Sin embargo la posibilidad de articulación de estos dos polos, construcción de conocimiento y resolución objetiva en condiciones de pobreza no es automática ni su emergencia surge de una convocatoria voluntarista. Esta construcción requiere de un nuevo sujeto social que colabore buscando esta articulación entre la asistencia técnica adecuada y la participación social generada por los que legítimamente se encuentran luchando por la mejora de sus condiciones de existencia.


El elemento desencadenante, constituyente de una voluntad de poder solo sucede cuando se da la toma de conciencia de los elementos constitutivos del proceso de elaboración y aplicación de un paquete tecnológico adecuado en situaciones reales. En este sentido una toma de conciencia es precondición para la formación de una voluntad de poder con relación a esas condiciones reales de existencia más pauperizadas.


Si se logra desencadenar y generalizar este tipo de procesos de construcción de conocimiento, de su aplicación y desarrollo tendremos las bases, no sólo para intentar generalizar esta experiencia, sino también para poder desencadenar las precondiciones de una voluntad de poder, que tenga la determinación de constituir el acceso al agua como un patrimonio de la humanidad.


Una nueva alianza entre la humanidad y la naturaleza es posible, pero ella depende de que logremos una alianza entre el conocimiento y la pobreza.

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www.urckarachi.org/orangi.htm

NOTAS


[*] Juan Carlos Marín es profesor – investigador de la Universidad de Buenos Aires, Argentina; María Luisa Torregrosa es profesora – investigadora de la FLACSO-Sede México; Karina Kloster es doctorante en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; Jordi Vera es

[†] El Informe sobre la situación social en el mundo 2005: el dilema de la desigualdad, publicado por las Naciones Unidas, alerta sobre la persistente y cada vez más profunda desigualdad en todo el mundo. En el Informe se insiste en el abismo existente entre las economías estructuradas y las no estructuradas, la distancia cada vez mayor que existe entre los trabajadores calificados y no calificados, la creciente disparidad en la salud, la educación y las oportunidades de participación social, económica y política. (…) Es peligroso para la paz y la seguridad tanto a nivel nacional como internacional dejar que se profundice la desigualdad económica y política. Esas desigualdades, sobre todo las luchas por el poder político, la tierra y demás bienes pueden crear la desintegración social y la exclusión cuya resultante son los conflictos y la violencia. Entre las manifestaciones de esa violencia, analizadas en el Informe, figuran la guerra, el uso de niños soldados y la violencia doméstica y por razón de sexo. (ver: http://www.cinu.org.mx/prensa/especiales/2005/desigualdad/inequalitypredicament.pdf)

[‡] Respecto del agotamiento de los energéticos fósiles se sabe que actualmente no existe otra fuente de energía que pueda sustituir al petróleo en abundancia, versatilidad, capacidad energética y coste. Las previsiones de demanda energética y de producción indican un incremento continuado del consumo de petróleo y de otros comestibles fósiles. De esta manera, en el 2030 se llegará al cenit de producción de combustible fósil. Son las economías en desarrollo las que registrarán el mayor incremento del consumo energético durante las primeras décadas del SXXI. Aun así, con ello no será suficiente para erradicar la pobreza energética del mundo ni las consecuencias perversas una vez que se produzca su encarecimiento debido a su escasez. Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos: los Retos Energéticos del SXXI. www.crisisenergetica.org/index.php?topic=articulos
Respecto de la extinción de especies, especialistas indican que “esto es importante debido a que las modificaciones que están afectando a nuestro clima hacen que el planeta sea como un gran laboratorio en el que no sabemos a ciencia cierta que es lo que está sucediendo”, afirmó A. Townsend Peterson, de la Universidad de Kansas. (en :
www.eco2site.com/news/desi-eco.asp)

[§] “Las catástrofes provocadas por el clima se han multiplicado por seis en los últimos cincuenta años, según datos de una prestigiosa compañía alemana de seguros”. Las recientes inundaciones en el centro y sureste de Europa, las cuales han causado más de treinta muertos y el desalojo de miles de personas, o las acontecidas en Nueva Orleáns y el sur este de EEUU son ejemplos de dichas catástrofes.“Varios expertos en climatología siguen reiterado la relación directa de estas catástrofes con el calentamiento global y han pintado un panorama inquietante. El futuro, visto por los expertos, empieza a ser un riesgo demasiado alto. Lo cual hace muy urgente tomar conciencia del problema y adoptar medidas. No tenemos derecho a la ignorancia”. Carlos Reigosa, La Voz de Galicia. ( en: www.lavozdegalicia.es/se_opinion/noticia.jsp? CAT=130&TEXTO=4015506 )
El diario TAGES-ANZEIGER, de Zúrich, Suiza, escribe: "Peor que la actitud de reprimir e ignorar las causas de las inundaciones es la creciente resignación. Las inundaciones, las piedras y el lodo son vistos como fenómenos causados por el ser humano, pero, también son aceptados como un castigo de Dios. Lo mismo sucede con el material particulado en el aire, los niveles de ozono y la destrucción del paisaje: las inundaciones no llevan a la reflexión, sino que generan sólo un acostumbramiento. Lo espantoso es visto cada vez más como una variante de lo cotidiano. El peor shock derivado de las inundaciones es que no provocan ningún cambio en la forma de pensar." (en: www.dw-world.de/dw/article/0,,1691000,00.html? maca=spa-aa- buenosaires-top-732-rdf)

[**] Seguramente todos estaremos todavía profundamente conmovidos por la catástrofe ocurrida en los estados sureños de los Estados Unidos de Norteamérica. El huracán Katrina dejó a la luz de nuestras miradas cómo se estructura socialmente la indefensión humana ante las temibles catástrofes naturales. En este sentido, los efectos de un acontecimiento en la dimensión de lo “natural”, repercute y hace visible las temibles consecuencias en la dimensión de lo social, tanto en las muertes como en las determinaciones represivas del gobierno. Desde nuestra perspectiva, es la articulación de lo “natural” con lo “social” lo que causó la tragedia que repercutió mayoritariamente en los habitantes más pobres del país más poderoso del mundo.

[††] Muchas de estas situaciones han sido observadas, registradas pero no analizadas desde la perspectiva de su tendencia a articularse. A pesar de que es deseable su reversibilidad, hasta ahora carecemos de esa capacidad como especie humana.

[‡‡] Nuestra reflexión se orienta en función de observar el proceso de ocupación militar a escala mundial por parte de las grandes potencias. Esta ocupación no se restringe a intereses por el control de los recursos energéticos únicamente, sino que también tiene que ver con el control de grandes acuíferos y recursos hídricos. Ejemplo de ello es el la movilización militar por parte de EEUU de uno de los acuífero más importantes del mundo, el acuífero Guaraní, el cual es compartido por Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, en este sentido leemos: “Unos 500 marines del Comando Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses se instalaron el pasado 1º de julio en Paraguay para realizar maniobras conjuntas con militares de ese país. El arribo de las tropas generó dudas en diferentes organizaciones sociales guaraníes sobre las posibles consecuencias de la impunidad otorgada a los contingentes extranjeros por el Congreso Nacional.
Mientras el gobierno paraguayo niega cualquier posibilidad de que se instale una base estadounidense, analistas internacionales y organizaciones sociales coinciden en señalar que la aprobación de la Ley de Inmunidad que habilita la entrada de los marines, marca un antecedente de consecuencias impredecibles para el futuro de América Latina.
Efectivamente, el desembarco en Paraguay y la posible instalación de una base militar en Mariscal Estigarribia, a unos 200 kilómetros de la frontera con Bolivia significa un importante avance para los intereses geoestratégicos de Estados Unidos. Desde ese punto geográfico las tropas militares podrán controlar tanto las grandes reservas de hidrocarburos del norte argentino y Bolivia, como la mayor reserva de agua dulce del mundo, el Acuífero Guaraní.” (en www.uruguay.indymedia.org/news/2005/08/38056.php ) Nadie hace estas costosas movilizaciones militares sino asume los recursos naturales, incluyendo el agua, como un asunto de seguridad nacional

[§§] Por ejemplo la. UNESCO, PNUD, FAO, algunas ONG’s como Green Cross International, Böll y organizaciones sociales, entre otras.

[***] La falacia está en creer que el nivel Estado Nación es el modo de organización de la concentración de poder capaz de cumplir esas metas. Y esto no es así porque la historia de constitución de la acumulación de poder al interior de los Estados Nación se realizó para habilitarlo a resolver los problemas de los sectores privilegiados.

[†††] El día de febrero de 2005 entró en vigor el Protocolo de Kyoto. El Protocolo impone la reducción de las emisiones de seis gases de efecto invernadero y obliga a disminuir considerablemente el uso de energías fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, que representan el 80 por ciento de estas emisiones. Paradójicamente el uso de este tipo de combustibles aumentan dependiendo el grado de crecimiento económico de cada país. Por otra parte, cabe hacer mención que los Estados Unidos y Australia a pesar de ser los países que más contaminan se han negado a su firma. De esta manera EEUU prefiere defender su soberanía e intereses nacionales antes de convenir en algún tratado que implique reducir sus emisiones "por el bien común" de la humanidad. (En www.cndh.org.mx/principal/ /document/ derechos/ fechas/ 2005/ProtocoloKyoto.htm)

[‡‡‡] Por ejemplo, nos referimos a los enfrentamientos entre las grandes empresas de agua trasnacionales y los Estados Nación, ver Castro (2004). Así como los enfrentamientos de los sectores mas desposeídos a sus demandas a los Estados y a las Empresas, ver Kloster (2005).

[§§§] Nadie pone en duda las tremendas inversiones del BID, Banco Mundial, entre otros para el cumplimento, por ejemplo de las Metas del Milenio. Estas inversiones sin embargo han sido tremendamente diezmadas por los aparatos corruptos de los mismos organismos y de los gobiernos en turno a los que estos fondos son dirigidos. El tema de la corrupción sigue siendo de gran importancia. Basta observar su presencia en la agenda de los 8 países mas poderoso del mundo, el G-8, no como una asunto externo y que involucre a otros países sino como un tema propio de sus sistemas y cuadros.

[****] La experiencia de Orangi es interesante en este sentido, porque lo que hace es precisamente lograr la articulación de un centro de investigación y una comunidad, y en esta relación desarrollan una serie de prácticas como es el tema del mapeo de la infraestructura, que supone un registro sistemático y puntual de lo existente y que por lo general, ha sido ideada, desarrollada y construida por la misma comunidad en todo tipo de condiciones. Esta estrategia hace observable y produce una toma de conciencia en los propios habitantes de la dimensión de lo que la propia comunidad ha desarrollado, la magnitud de la tarea y el estado en que se encuentra. Esta estrategia es el punto de partida para el desarrollo del proyecto, que supone la aplicación de tecnología adecuada a través de procesos de aprendizaje capaces de desarrollar habilidades y con ello la confianza en sí mismos y la dignificación de sus vidas. Para que de esta manera se pueda establecer relaciones más equitativas con las agencias y los gobiernos. En este proyecto se comprueba que el cambio en las relaciones lleva a cambios en los procedimientos de planeación gubernamental y finalmente en las políticas. Al respecto ver www.urckarachi.org/orangi.htm

[††††] Cuando se crea una tecnología se tiene una hipótesis de trabajo que tiene que ver con un sujeto o forma social que la va a aplicar o con una situación en la que se va a usar y también se toma en cuenta el ámbito de las restricciones. En este caso, las características de las condiciones reales en donde se construye y aplica el paquete tecnológico supondrían restricciones a considerar: la acidez del suelo es una restricción, la identidad del grupo es una restricción, las formas culturales inexistentes constituyen otra restricción. De este modo se trabaja con y para condiciones específicas. Cfr. Fracchia, M. (2003)

[‡‡‡‡] Toda tecnología tiene un carácter social específico en su creación y en su implementación. No es verdad que la mayoría de los investigadores tienen por qué conocer ese tipo de articulación que el orden social real hace. No lo hace el investigador sabiéndolo, un investigador acota, esa acotación es la instalación del orden social hegemonizado por otro, lo vive como restricciones técnico materiales. La construcción de conocimiento riguroso sólo puede realizarse a partir de la ruptura de la barrera del monopolio tecnológico a través de acceder a la raíz del carácter social de las herramientas constitutivas de ese paquete tecnológico, esto es el conocimiento construido y la aplicación de ese conocimiento en condiciones específicas a partir de una correspondencia solidaria entre los especialistas y la comunidad.

[§§§§] Sobre este tema ver las interesantes tesis de Jackes Monod en El azar y la necesidad, Illya Prigogine “La nueva alianza” y Juan Carlos Marín, “Escritos”

[*****] Más de 14 millones de personas de Zimbabue, Zambia, Malaui, Mozambique, Lesoto y Suazilandia se enfrentaron en el 2002 al reto de conseguir alimento. Sequías, inundaciones, sida, medidas políticas controvertidas y, en definitiva, subdesarrollo, han provocado una crisis alimentaria que corrió el riesgo de tener las mismas características que la de Etiopía a mediados de los años 80. www.ociojoven.com/article/articleview/150979/ La sequía y las plagas son cíclicas en Níger, pero no lo explican todo: "No podemos quedarnos sólo en las causas naturales de la hambruna", advierte Rafael Vilasanjuán, director general de la sección española de Médicos Sin Fronteras (MSF), quien subraya que "la naturaleza agrava las causas políticas previas". En muchas hambrunas, afirma, la clave es la malnutrición anterior. El ejemplo de Níger es a su juicio sintomático: "El país sólo tiene capacidad para proporcionar las calorías necesarias para ocho o nueve meses; para el resto del año debe comprar al exterior y, por tanto, queda a merced de los vaivenes de la Bolsa de Alimentos, en Chicago, donde se negocia el precio de las materias primas". "Sólo con la sequía o las langostas no tendríamos esta situación", concluye.
"Lo más terrible es que la hambruna de Níger estaba cantada; desde hace más de un año se sabía que podía suceder", afirma Imma de Miguel, que lleva nueve años en África Occidental como delegada de Intermón Oxfam, primero en Burkina Faso y ahora en Benín. "A principios de 2004 ya se supo que las langostas habían dejado huevos, lo que implicaba que al llover estallarían, que después se comerían la cosecha y que pasaría demasiado tiempo hasta otra recolección”.
www.elpais.es/articulo/elpdomrpj/ 20050731 elpdmgrep_2/Tes/

[†††††] Que se extiende cada vez con mayor intensidad a escala mundial. La pobreza ha dejado de ser un patrimonio de los países llamados “pobres”… también involucra a los llamados “ricos”.

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